martes. 30.04.2024

El curso ha terminado y ya nos podemos relajar todos: profesores, padres y alumnos. En este momento del año, además de hacer balance de cómo ha ido el curso, es importante también hacer un balance de nuestros sentidos, especialmente, la vista, para ver cómo ha evolucionado tras muchas horas de estudio y pantalla.

 

A menudo surgen muchas dudas en cuanto a las revisiones visuales, especialmente de los más pequeños, que pueden desembocar en problemas y soluciones tardías. Desde Vitaloptics explican tres errores que debemos evitar.

 

Error #1: No revisar la vista a los bebés hasta que no sepan leer

Gran error este, pues suele suceder que cuando se deciden a hacerlo, a más de uno de ellos ya se le ha formado un ojo vago.

 

A nuestros hijos se les debe revisar a partir del año de edad. Siempre. Y luego cada año, debido al continuo crecimiento. Esta es la única manera de prevenir alteraciones visuales.

 

Cuando los peques no saben leer, en las consultas de los especialistas se les enseñan dibujos de distintos tamaños que sirven igualmente para calibrar la visión, además de otros medios objetivos para saber su graduación.

                          

Error #2: Pensar que la vista es estable

Otro error que se produce con muchísima frecuencia es pensar que la visión es estable de por sí. O sea que una vez revisado ya no lo vuelven a examinar hasta al cabo de tres o cinco años... o incluso más, pues piensan, equivocadamente, que la vista es estática; o sea, que cuando ven bien, es casi para siempre...



Error #3: Ver bien las letras no es sinónimo de buena vista

Habitualmente los padres pensamos que si nuestro hijo ve bien las letras de los libros o de la pizarra es que está libre de problemas visuales.

 

Cuando en la escuela nos dicen que nuestro hijo tiene capacidad para el estudio, pero sin embargo es vago, se ha comprobado estadísticamente que un relevante porcentaje de estos casos son estudiantes que suelen tener problemas de hipermetropía -defecto visual contrario a la miopía- o ligeras alteraciones de forias (pequeños giros de los ojos), o microestrabismos, o falta de acomodación para la visión de lectura u ordenadores, smartphones y tablets.

 

Lo que se ignora es que la hipermetropía se caracteriza por la buena visión del niño, gracias a que este efectúa un gran esfuerzo ocular para poder tener esta “buena visión”. Este enorme esfuerzo visual que producen los ojos del niño, sin que este se dé cuenta, se traduce en una ligera pesadez de cabeza, y muchas veces desemboca a un dolor y cansancio ocular.

 

En consecuencia nuestro pequeño, que lógicamente no sabe expresar a sus padres o tutores dicho cansancio ocular, evita, inconscientemente, fijar la vista en algo que no le guste demasiado, el estudio, y prefiere distraerse hablando con los compañeros, a jugar, etc… como medio de protección contra esta pesadez de cabeza.

 

Por lo tanto, ya tenemos tres tareas por hacer este verano, ahora que disponemos de más tiempo libre. En todos los centros Vitaloptics (Inca, Binissalem y Manacor) encontraréis grandes profesionales dispuestos a guiaros en estas “tareas” de revisión visual para todas las edades. Además, podéis aprovechar las rebajas en gafas de sol y de vista hasta finales de agosto. Toda la información en www.vitaloptics.com

 

Acabar el curso no solo con buenas notas, sino con buena vista