El análisis resalta que la demanda de vivienda de alquiler se ha disparado en Cataluña desde la entrada en vigor de las políticas de contención de precios, y en el caso de Barcelona se ha triplicado con más de 350 interesados de media por vivienda, aunque en algunos casos concretos llega a los 2.700 demandantes.
En un mercado lastrado por el desajuste entre la oferta y la demanda, los precios siguen al alza y en el caso de Barcelona se mueven en 1.598 euros (2,2 % más que en el primer trimestre), siendo la segunda renta más cara de España tras Baleares.
A nivel nacional, 115 interesados y precios de más de 1.000 euros
A nivel nacional son 115 las personas que se interesan por cada vivienda que sale al mercado del alquiler en 10 días, cifra que contrasta con los 50 que se contabilizaban en el primer trimestre o los 16 de 2019.
En este contexto, el precio de los alquileres sigue al alza y marcó su máximo en el segundo trimestre del año con 1.106 euros.
Son nueve provincias las que ya superan la barrera de los 1.000 euros: Baleares (más de 1.600 euros), Barcelona (1.598 euros); Madrid (1.497 euros) y Vizcaya (1.421 euros). Les siguen Guipúzcoa (1.224 euros); Málaga (1.189 euros); Las Palmas (1.075 euros); Valencia (1.039 euros) y Santa Cruz de Tenerife (1.037 euros).
Esta situación, de incremento de interesados y descenso de oferta, se ha dejado notar en toda España.
La oferta de vivienda disponible ha aumentado en unas 8.000 unidades este trimestre y en total asciende a 762.354 viviendas, que sin embargo, son 50.000 menos que en 2023, a lo que hay que añadir el incremento poblacional que registran las grandes ciudades, especialmente Madrid y Barcelona.
En Madrid el descenso de la oferta no es tan acusado y el número de interesados ha pasado de 66 a 104 con unos precios cercanos a los 1.500 euros.
La limitación de precios, claramente insuficiente
Según ha indicado Fernando Pinto, profesor de la URJC, las políticas de limitación de precios están siendo claramente insuficientes y el incremento poblacional no se ve acompasado con la creación de vivienda.
Además, agrega, los propietarios no tienen incentivos para mantener sus viviendas en alquiler a largo plazo y pronostica para el futuro más restricción de la oferta y precios al alza, por lo que pide menos intervención, más eficiencia en las políticas del alquiler, flexibilidad en términos fiscales y promocionar la vivienda social.