sábado. 27.04.2024

La empresa debe sus inicios a Mari Ángeles, una mujer que bien merece también un reportaje. “En 1989 mi tío, gran empresario del sector de las plataformas elevadoras de España, quiso abrir una delegación en Baleares, una empresa que él vendió hace unos años al grupo Riwal”, recuerda Company. Al medio año de su apertura en las Islas, su tío no obtuvo el resultado esperado y propuso venderle la empresa a su madre. Ella, sin tener experiencia en el sector, fue muy valiente, y aceptó. Así, “se lanzó a ser empresaria sin distinguir un BMW de un Fiat Punto”, señala su hija con orgullo.

 

Gracias al empeño de Mari Ángeles, el negocio fue creciendo y le fue demandando implicación. Tres décadas más tarde, Company está en una situación muy parecida: “Ahora que soy mayor y paso por lo mismo, la entiendo mucho. Es una cadena, te va pidiendo cada vez más”.

 

Caterina Company se mira en el espejo de su madre y hace comparaciones: “Puedo imaginarme cómo vivió ese momento. Por suerte, mi marido y yo tenemos la ayuda de nuestros padres, pero ella no tenía a nadie. Hizo un gran esfuerzo”.

 

“Decidí estudiar Empresariales y en 2002 quise entrar en la empresa y aparqué los estudios. Tenía poco más de veinte años y empecé haciendo mis pinitos: la contabilidad, las facturas...”, recuerda Company. Derribando los mitos machistas, sentía debilidad por el taller frente a la vertiente comercial de Carretillas Palma a pesar de “no distinguir una tuerca de un tornillo”, reconoce.

 

Su inquietud, que sigue estando vigente, le obligaba a estudiar manuales, a preguntar, a investigar en Internet, a preguntar más, a hablar con el proveedor, a volver a preguntar, a indagar en el mecánico, a hacer más preguntas... “Para aprender hay que tener curiosidad y humildad”, según la receta mágica de Company. La ‘hija de la jefa’ quería aprender de todo aquel que se le pusiera por delante y advierte que “cuanto más aprendes, más te das cuenta de lo ignorante que eres. Aún me queda mucho por aprender”.

 

“Para aprender hay que tener curiosidad y humildad”

 

Estaba metida en las tripas de la empresa cuando otros aún estaban acabando los estudios y alargaban su vida estudiantil con masters y postgrados.  Caterina Company se enfundaba el mono, descargaba camiones de transpaletas, repartía con la furgoneta. “Si había que hacerlo, lo hacía. Lo importante era seguir”, dice esta joven empresaria. Pese a que es consciente de la importancia de la formación y el aprendizaje, no se arrepiente de haber dejado los estudios.

 

“Me gustaría tener el título, pero a veces la vida te lleva por otros lados. Creo que los títulos universitarios son importantes, aunque en la universidad no te lo enseñan todo. Las dificultades te las vas encontrando por el camino, y aprendes lo que necesitas. Yo no he dejado nunca de formarme” dice.

 

 Afirma con rotundidad que, pese a que no acabó la carrera, eso tampoco le ha impedido seguir adelante: “Lo que no he sabido lo he buscado”. En 2012 Mari Ángeles se jubiló y fue pasando los poderes a Caterina de manera paulatina. Aun así, sigue atenta a la empresa. “Le sigo consultando cosas porque es un punto de referencia. Tiene una gran experiencia”, dice Company.

 

A su edad, Company se ha curtido en todas las vicisitudes posibles. Recuerda aún que “la crisis de 2008 fue muy dura y yo fui madre poco después, con todo lo que eso supone. Eso me hizo aprender mucho, tuve que buscar recursos donde no tenía. En esas situaciones buscas soluciones y alternativas. Te creces”.

 

Caterina tuvo que sacar adelante una empresa que atravesaba por momentos difíciles, como todas, y un bebé. Una heroicidad a la que ella quita importancia: “En los momentos difíciles aprendes a priorizar y yo no tenía tiempo para plantearme otras cosas. Había que sacar adelante una empresa y un niño”, dice con naturalidad.

 

Carretillas Palma fue de las afortunadas que no tuvo que reducir plantilla durante la crisis. “No despedimos a nadie. Los técnicos nos hacen falta”, explica. Desde su empresa, Caterina Company contempló la caída de trabajo: se desplomaba la inversión en maquinaria nueva, la actividad bajaba, apenas había movimiento en las máquinas de alquiler y en las reparaciones ya que “te pedían presupuestos, pero se iban al más barato”.

 

Los clientes  aguantaban la actividad pese a las roturas, retrasando las reparaciones “hasta que se le rompía la última máquina y se decantaban por el arreglo más barato. Y yo lo veía como normal, en el fondo todos estábamos igual y recortábamos gastos”.

 

Company sabe que se avecinan nuevos tiempos difíciles para la economía, después de la debacle social y sanitaria que ha supuesto la pandemia de la Covid-19. Durante el confinamiento, Carretillas Palma ha tenido que adaptarse a la situación con teletrabajo y medidas para garantizar la seguridad de los trabajadores.

 

Ahora “nos enfrentamos a una etapa de incertidumbre y cambio, como la gran mayoría de empresas”. Para ello, Caterina cree que “este momento requiere que la empresa sea más creativa, más flexible, y más motivadora que nunca. Son tiempos para cuidar a nuestra gente y fomentar sinergias con otras empresas y asociaciones”.

 

La gerente de esta empresa, que cuenta con una plantilla de siete personas, con un comercial que lleva con ellos veinte años y un jefe de servicio doce, añade que “esto no va de futuro de una empresa, esto va de cómo entendemos el nuevo mundo. En este sentido creo que es una oportunidad de mejora individual y colectiva”.

 

"Esto no va de futuro de una empresa, esto va de cómo entendemos el nuevo mundo"

 

Siendo mujer, joven y sensible ante la necesidad de la igualdad de género, señala que “la tendencia en la empresa es hacia la conciliación familiar. Las mujeres ya no estamos solamente en casa y hay que adaptarse, aunque la conciliación no es fácil”, dice Company.

 

 “Aquí tenemos medidas de conciliación. El comercial sale antes del trabajo para recoger a sus hijos del colegio”, pone de ejemplo. Y lanza una máxima que aplica en su empresa: “El capital humano tiene valor y hay que potenciarlo”.

 

 “Hay empresarios más enfocados en el rendimiento económico, pero a mí me interesa más el lado humano de las empresas”, explica. La experiencia le ha servido para aprender que “detrás de la gestión y la tecnología hay personas y eso es lo que hay que potenciar.

 

"Todas las empresas queremos un beneficio, por supuesto, pero no es lo principal. Lo importante son las personas, son las que crean las empresas”. Por eso, Caterina apuesta por la gestión de equipos, la formación de los empleados, fomentar un clima positivo y de cohesión, y así incrementar el rendimiento.

 

Caterina Company reconoce que es de las pocas mujeres que trabaja en el sector de las carretillas en España y confiesa que “en determinado momento me han apretado y me he mantenido firme, pero no sé si eso es por ser mujer, o simplemente porque forma parte del puesto de trabajo de un gerente.

 

En cualquier caso, mi trabajo es ser responsable de esta empresa y defenderla, independientemente de mi género”. Reconoce que la empresa “es como si fuera otro hijo mío. En plena crisis, venía aquí con mi barriga un sábado a las once de la noche porque a un cliente se le había parado la máquina y tenía que seguir trabajando”, dice con naturalidad.

 

Cuando Company piensa en un futuro a medio-largo plazo destaca que quiere que “sea conocida como una empresa honesta”. En un futuro cercano le gustaría fomentar la formación hacia otras empresas y seguir formando parte del tejido asociativo.

 

“El tejido asociativo es imprescindible, remamos todos hacia el mismo lado”

 

“El tejido asociativo es imprescindible, remamos todos hacia el mismo lado”, afirma. Trabajar con la familia no es fácil, reconoce esta empresaria que fue tomando el mando de forma paulatina, de modo que “iba llevando cada vez más temas y mi madre parecía confiada y tranquila”.

 

Entre ambas había una conjunción de experiencia con ideas nuevas y energía inagotable. Cuando llegó la jubilación de la creadora de la empresa, fue un movimiento de lo más natural. Siguiendo el ejemplo de su madre, Caterina Company no se detiene ante nada al dirigir su empresa, haciendo gala de un nuevo tipo de empresario que apuesta por las personas y el conocimiento

Caterina Company: “Hay empresarios más enfocados en el rendimiento económico, a mí me...