martes. 30.04.2024

La estandarización de lo creativo

toni
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¿Cómo es mi proceso creativo?

En mi caso, las ideas surgen muy rápido. Me pongo en la piel de la marca y su identidad, tribulo sobre aquello que deseo plasmar y a mi mente llegan claims a la vez que surgen ideas en referente a estos.

Muchas veces hago uso de un bolígrafo y papel para inmortalizar las ideas buenas y desarrollarlas, pues puede dar pie a otras interesante. Aunque, si os soy sincero, la mayoría de veces las ideas se forman exclusivamente en esta cabecita y las tengo muy claras. La primera suele ser la buena. Creo que es una gran ventaja y una de las claves de mi éxito, pues me permite trabajar con una rapidez vertiginosa contenidos interesantes.

Tras esta primera fase creativa, paso a ejecutar o “tratar” de ejecutar las ideas. Muchas de de ellas son demasiado complicadas como para poder llevarlas a cabo en la agencia, ya sea por la necesidad de una imagen muy concreta difícil de conseguir o por un grafismo que requeriría de una carga de horas de trabajo. De aquí lo de llevarlas a cabo.

La IA, un avance para los creativos

He de decir que, para mí, los avances de la inteligencia artificial han supuesto un apoyo increíble para tratar de dar forma a mis locos pensamientos pues, tener que ejecutar ilustraciones, retocar imágenes y encontrar fotografías que se ajusten al concepto que quiero plasmar es complicado.

Esto me permite desarrollarlas más rápido y mejor, aunque todavía esta tecnología no está lo suficientemente lograda como para dar en el blanco.

Las caras, partes de la anatomía humana y muchos otros aspectos imprescindibles todavía son un asunto pendiente para Dall-e 2 y muchas de las IA. Pero, quieras que no, ayuda muchísimo. No es lo mismo partir desde cero a disponer de un escenario sobre el que poder retocar a tu antojo.

Finalmente, desarrollo el copy a partir de ese claim y de la propuesta final, en caso de requerirlo por ser un contenido para redes u otros formatos. Soy partidario de que menos es más y, no solo en propiciar unas composiciones minimalistas y directas, sino también generando textos no muy extensos cuyas primeras 10 palabras digan todo lo que tengan que decir.

¿Y cuándo no hay inspiración?

Las veces que estoy espeso, que en alguna ocasión pasa, recurro a aquellas ideas dibujadas, a aquellos conceptos y palabras expulsados de otros procesos creativos, para activar el cerebro. De allí suelen surgir nuevas ideas. Me funciona mucho, en ese caso, visualizar estos esbozos para competir conmigo mismo en una carrera por como lo haría. Y no, no me gusta empaparme de ideas ajenas, buscar contenidos similares y tirar de hemeroteca.

En mi caso, considero que me coacciona y coarta mi creatividad. Me ensucia. Concibo el proceso creativo como un yelmo que debe proteger mi cabeza ante los ataques de bases asentadas y otros colonizadores. Siempre busco que todo lo creado sea 100% de mi inventiva.

Ahí fuera hay millones de contenidos calcados, porque copiar es la práctica habitual. Mi integridad moral y profesional me pide alejarme lo máximo de ello. Si una sapiencia me provoca la tentación de replicar una idea, la descarto absolutamente. Aunque, probablemente, todo lo que hago no deja de ser la conexión de muchos anuncios visualizados a lo largo de mi vida (según dices, de pequeños los recitaba todos), el conocimiento de todas aquellas enseñanzas y obras analizadas, sujetas a aquellas tendencias actuales. Aunque, en este último caso, intento empaparme lo mínimo.

Es evidente que conocer sobre nuevas formas de desarrollar y aplicar ideas es un avance, pero intento que no deje de ser una sugerencia a explorar o una metodología a diseccionar. Me gusta pensar que lo que hago es único a su manera, cuidarlo a mi modo.

La estandarización de lo creativo