sábado. 20.04.2024

Las hoteleras mallorquinas siguen apostando por Cuba y se expanden "confiadas" en la recuperación de este destino turístico a pesar de la grave crisis económica que sufre la isla.


"Nuestra apuesta sigue siendo desarrollar el turismo en Cuba a pesar las dificultades puntuales", declaró Juan Márquez, el gerente del complejo Varadero Beach de la compañía española Barceló, que opera tres instalaciones en el país caribeño.
 

Desde su estand en la Feria Internacional de Turismo (FitCuba), celebrada esta semana en La Habana, el representante de Barceló señaló que una muestra de la “confianza en Cuba” es el incremento de la cantidad de visitantes, aún cuando “no llega al nivel de 2019”, cuando la cifra se acercó a los 5 millones.
 

El ministro cubano de Turismo, Juan Carlos García Granda, anunció en la feria que la isla había alcanzado el millón de turistas en lo que va de año. La cifra supone un incremento con respecto a 2022, pero ni se van a recuperar los niveles prepandemia ni resultará fácil lograr el objetivo gubernamental de 3,5 millones de visitantes en el conjunto del ejercicio.
 

La situación en el país no es fácil. Los apagones son frecuentes, hay escasez de alimentos, medicinas y combustible, la espiral inflacionista ha disparado los precios y muchas carreteras e infraestructuras públicas se encuentran en mal estado.
 

Eso incide negativamente en un sector vital -el segundo rubro del producto interior bruto (PIB) y la tercera fuente de divisas-, que lo está notando en la oferta en los bufés de los resorts con todo incluido, en la disponibilidad de combustible para los vehículos de alquiler o en ciertos servicios en infraestructuras turísticas.


Cuba cerró sus fronteras en 2020 para frenar los contagios de covid-19, disminuyendo así la entrada de turismo internacional y de las divisas que aporta este sector.
 

La recuperación en 2022 fue lenta, mientras que en otros destinos de sol y playa del Caribe como Cancún (México) y Punta Cana (República Dominicana) el repunte ha sido de casi el doble, según expertos consultados.
 

Para la división cubana de Iberostar ello representó una “descomercialización en comparación con México, que nunca cerró fronteras, o con República Dominicana, que las abrió muy rápido”, explicó el director de Marketing de esa cadena española, Alexei Torres.
 

“Ha costado trabajo, pero se sigue apostando por Cuba”, afirmó Torres, quien consideró que el “valor principal de este destino es su gente, los estándares de calidad y la resiliencia del pueblo”.
 

Iberostar, con 18 hoteles en el país, abrió un nuevo destino en Cayo Cruz (oriente) y amplía el Hotel Gran Trinidad (centro), con 40 habitaciones, como parte de la “diversificación”.

“La intención es diversificar no solo el segmento tradicional de sol y playa, sino también el convencional. Cuba es sede de grandes eventos y queremos también que esos eventos sesionen en nuestras salas de convenciones”, agregó.
 

Otra de las compañías con gran presencia es la española Meliá, que acaba de anunciar que desarrollará cuatro nuevos proyectos en Cuba, que se suman a sus actuales 33 instalaciones con 13.916 habitaciones.

La cadena abandonó con la pandemia la gestión de tres hoteles en Cuba alegando “escasas oportunidades comerciales”, pero ahora amplía su presencia en La Habana y en Holguín (centro).

Cuba tiene actualmente 81.000 habitaciones operadas entre 24 empresas mixtas y 18 gerencias extranjeras, según datos oficiales.

La mayor parte las administra la empresa estatal Gaviota, perteneciente al conglomerado empresarial GAESA de las Fuerzas Armadas.

Las hoteleras mallorquinas mantienen su apuesta por Cuba
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