Hasta hace unos años, una mujer que decidía emprender la aventura de la maternidad en solitario debía enfrentarse a los prejuicios y convencionalidades de aquellos que consideraban este modelo de familia poco común e incluso transgresor.
Poco a poco, estos “nuevos modelos de familia” se han consolidado y hoy representan una parte importante de la radiografía social de muchos países. Solo en el último lustro, IVI ha experimentado un incremento del 66% en el número de tratamientos a mujeres sin pareja. Una cifra, cuanto menos, sorprendente.
“Se trata de una realidad cada vez más frecuente entre mujeres que tienen muy claro que quieren formar una familia y no quieren esperar al momento perfecto ni depender de una pareja para ello. Para hacernos una idea de este escenario, en 2017, en IVI, las mujeres que optaban por ser madres solas representaban ya casi un 12%, cifra que el año pasado aumentó hasta un 20% del total de tratamientos realizados en nuestras clínicas de España (entre mujeres solas, homosexuales y parejas heterosexuales). En el caso concreto de Mallorca, en los dos últimos años, este incremento en el número de tratamientos a mujeres que deciden ser madres solas ha sido del 39%. Estamos ante una tendencia social que aumenta exponencialmente año tras año”, comenta la doctora Clara Colomé, Directora de IVI Baleares.
Dependiendo del perfil e historial médico de cada paciente, una mujer que decide afrontar la maternidad en solitario puede conseguirlo mediante diferentes técnicas de reproducción asistida: desde la inseminación artificial y fecundación in vitro con semen de donante, hasta la donación de ambos gametos (semen y óvulos) o la transferencia de preembriones donados por otras parejas.
“Nuestra experiencia nos muestra a mujeres que tienen claro que la maternidad no tiene por qué depender necesariamente de disponer de una pareja y vienen con la decisión tomada: nada ni nadie frena su deseo de ser madres. Quieren saber qué posibilidades tienen para conseguirlo y qué tratamientos personalizados podemos ofrecerles, ya que muchas de ellas acuden pasados los 35 años, cuando la fertilidad desciende notablemente”, explica la Dra. Colomé.
Repecto al perfil de paciente que inicia este proceso, suele ser una mujer de entre 35 y 40 años, que ha alcanzado una estabilidad en el plano laboral y financiero, y con una madurez emocional que le lleva a tomar con firmeza la decisión de formar su familia de esta manera. Son mujeres que han alcanzado sus principales objetivos vitales, pero tienen pendiente uno de los más importantes para ellas: la maternidad.
Analizando geográficamente los datos de IVI, las tres ciudades con mayor incremento de tratamientos a mujeres sin pareja son Ibiza, Málaga y Almería. Estas vienen seguidas por Mallorca, Las Palmas, Vigo, Madrid y Valencia.
“La medicina reproductiva juega un papel esencial en este cambio de tendencia social cada vez más frecuente. A ello se suma que muchas mujeres extranjeras acuden a España para hacer realidad su deseo reproductivo, tanto por la calidad de nuestros profesionales como por un marco legal más avanzado que el de sus países de origen”, concluye la Dra. Colomé.