sábado. 20.04.2024

No hay nada que te relaje más luego de un día agotador que una ducha. Es muy importante y beneficioso para la piel ducharse diariamente, ya que una ducha ayuda a mantener la piel limpia e hidratada, elimina las bacterias que se acumulan a lo largo del día y las células muertas. Sin embargo, como todas las cosas, cuando se hacen en exceso, o se usan los productos incorrectos, pueden aparecer daños en la epidermis.

 

 

La importancia de una ducha diaria

Antiguamente las personas tomaban un baño dos o tres veces a la semana solamente. Con la evolución de los estudios sobre el cuidado del cuerpo, muchos hábitos higiénicos fueron modificándose, sobre todo en los países más ricos.

 

En cuanto a la frecuencia de las duchas, la mayoría de los expertos recomiendan que sea una vez al día como máximo. En caso de que vivas en zonas de mucho calor, o hagas trabajos que te hagan sudar mucho, está permitido ducharse más de una vez al día, más que todo por temas higiénicos.

 

De todas formas, más de dos duchas diarias pueden provocar daños en la piel, principalmente en aquellas personas con piel sensible. Al exponer la piel varias veces al día a duchas prolongadas, puede haber una desestabilización en la epidermis, la capa más externa de la piel. Eso trae consigo que se rompa la barrera que protege la piel de los microorganismos que normalmente la habitan, y estos pasen al interior de la misma.

 

Cosas que haces en la ducha que dañan tu piel

Podríamos pensar que nada que hagamos en la ducha está mal. Pero sí, muchas personas inconscientemente cometen errores. Uno de los más comunes es usar agua muy caliente, que puede irritar la piel y causar sequedad y picor.

 

Además, pasar horas debajo de la ducha tampoco es bueno, pues produce cambios en la piel que le dificulta su papel de barrera protectora. Una ducha perfecta debe durar 5 minutos.

 

La mayoría de las personas prefieren usar esponjas para frotarse la piel cuando aplican el jabón. Lo recomendable es que, si vas a usar esponjas, te decantes por una suave y no frotes con mucha fuerza. Pero, de ser posible, no las uses.

 

Para el secado de la piel tampoco es necesario que frotes en exceso con la toalla o la dejes secar por si sola. Igualmente bastarán unos ligeros toques, y si tienes toallas de algodón mucho mejor.

 

Otro error que suele cometerse es al elegir el gel de baño. Los geles de baño con un pH entre 4,5 y 5,5, sin colorantes ni conservantes, son perfectos para mantener la acidez natural de la piel.

 

La hidratación de la piel después de la ducha

Luego de una relajante ducha lo ideal es aplicar sobre la piel algo que permita mantenerla suave y sana. Tanto las lociones como las cremas son efectivas, todo depende del gusto personal. Las lociones, como por ejemplo la loción hidratante Blue Lagoon, son perfectas para el cuidado de las pieles normales, ya que representan una combinación entre aceite y agua y tienen un mayor contenido de agua que las cremas. Las lociones brindan a la piel la cantidad adecuada de hidratación, vitaminas y nutrientes para mantenerla saludable y flexible. Además, al contener poca grasa, se absorben rápidamente y dejan la zona suave e hidratada.

 

Aquí tienes los secretos para una ducha perfecta. Cuida tu piel, ¡tu cuerpo te agradecerá!

 

 

El cuidado de la piel en la ducha es imprescindible para nuestro bienestar
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