domingo. 05.05.2024

Padre matria

Hace unos días Yolanda Díaz, ministra de trabajo, no pareciendo tener suficientes problemas realmente importantes por resolver con la situación de desempleo en nuestro país, abrió un melón conceptual interesante: sustituir la palabra patria por matria.

 

La virilidad del patriarcado, le hecho que los padres te llevan a la guerra o te hacen desfilar mientras que las madres te cuidan y se responsabilizan de ti, según palabras de su camarada Juan Carlos Monedero, hace que un cambio sutil de género parece más adecuado para reflejar “l’air tu temps”.

 

¿A tal grado de ridículo hemos de llegar para encontrar nuevos supuestos problemas por resolver ante la falta de poder resolver los problemas que realmente nos preocupan? Desempleo, crisis socioeconómica, el futuro de España como nación?

 

Siempre pensé que el término madre patria era de un bello equilibrio. Hay elementos de la feminidad, de cuidado, de cariño, de cobijo, de maternidad, mientras que a la vez hay señales de fuerza, de unidad, de un cierto rigor y deber.

 

Si hacemos una búsqueda superficial en internet nos encontramos con la siguiente definición del concepto: el término madre patria se emplea para designar una nación « madre » con la cual un grupo de individuos está relacionado, sea dicha nación su lugar de nacimiento o el origen étnico de un grupo inmigrante. A la vez hace referencia a tiempos pasados cuando España era el centro de un imperio ya extinguido.

 

Podemos empezar a cambiar conceptos y hablar de matria, de padre matria. Podemos sustituir “los padres” por “las madres”, al “expatriado” por “exmatriado”, el matrimonio por patrimonio y viceversa. También podemos convertir a la Tramuntana en matrimonio mundial de la UNESCO.  ¿Pero realmente cambia algo fundamental? ¿Quizás sería más interesante buscar ese equilibrio, ese ying y yang, femenino y masculino, en todo lo que hagamos, respetar el legado lingüístico-cultural para construir sobre el un futuro más prometedor en lugar de profanarlo?

 

Cuando en España tenemos un lío glorioso con esto del patriarcado y matriarcado, con un país lleno de potenciales torreros, de potenciales machos ibéricos que puerta para dentro obedecen al son de las pantuflas de las madonas que mandan en casa y que no permiten oposición alguna. Hagamos que estos estereotipos sigan cambiando para el bien de todos, no imponiendo cambios de palabras sin sentido sino adecuando los valores y la educación de nuestros hijos.

 

No sería interesante de por lo menos intentar crear un mínimo de estabilidad en un mundo que cada día gira a mayor velocidad: el empleo, el matrimonio, perdón, patrimonio, las amistades, los valores, las herramientas. Es vertiginoso la velocidad con la cual todo esta sometido a cambios, dejándonos a nosotros anhelando algo de estabilidad, de base, algo de conocido que nos permita descansar, que nos permita cobijarnos.

 

¿Ahora realmente hemos de dedicar esfuerzos a cambiar conceptos tan establecidos como la patria o madre patria? Intentemos de evolucionar, intentemos de mejorar, intentemos de ser más inclusivos, mejores, más responsables. A la vez, dejemos algo en pie de lo que ha ido definiendo nuestra sociedad durante siglos.

Padre matria