Con toda la prudencia que nos exige nuestra responsabilidad, ante unas alertas y previsiones macroeconómicas que anticipan un cambio en el ciclo económico que podría influir en una cierta contención de la demanda, el sector turístico continua pujante y sin apreciar impactos significativos que pudieran achacarse a los mencionados temores.
Hace unos días, los líderes de las principales cadenas hoteleras españolas augurábamos un buen comportamiento de la demanda turística hasta la Navidad, como lo acreditan nuestras reservas para unas fechas tan importantes como los “puentes” de diciembre, e incluso las fiestas de navidad, aunque continuamos viendo una fuerte tendencia a reservar en el “último minuto”.
En el caso de Meliá Hotels International, las estimaciones para la semana del 2 al 9 de diciembre se mantienen -pese a las previsiones meteorológicas- en la línea que venimos viendo durante los últimos trimestres, con una previsión de ocupación ligeramente inferior a 2019, pero con una mejora de ingresos debidos fundamentalmente a la mejor tarifa media y al incremento del gasto medio de los viajeros.
Por destinos, destaca la mejora de las estimaciones en Canarias y en Baleares, con un incremento de las ventas en ambos casos de un doble dígito respecto al mismo periodo de 2019.
De cara a las navidades, por otra parte, a pesar de que confiamos en el impulso de las reservas de “último minuto” para incrementar la ocupación media, esperamos mantener la dinámica mencionada y superar las cifras de 2019. Las mejores ocupaciones se esperan en Canarias, seguida de las costas peninsulares, y en fechas destaca especialmente, por su mejora respecto a 2019, la festividad de los Reyes Magos.
Es evidente que existe incertidumbre, y que no tenemos una bola de cristal para saber cómo se desenvolverá el comienzo de 2023, pero la tendencia actual nos muestra también una consistente recuperación del segmento urbano y de Congresos, fundamental para la temporada de invierno en nuestro país y en toda Europa, y los planes de las grandes aerolíneas apuntan a la consolidación de la recuperación; por otra parte, si atendemos a otro de los “termómetros” con los que en Meliá contamos cada temporada para “pulsar” la evolución de la demanda en los próximos meses, la gran Campaña del llamado “Black Friday” o “Black Week”, tenemos que concluir que nuestros clientes, viajeros sobre todo de España, Reino Unido, Estados Unidos, Alemania e Italia, quieren seguir viajando con nosotros, incluso más que antes de la pandemia.
El balance de esta importante campaña en 2022 nos muestra un crecimiento de doble dígito respecto a las reservas realizadas en 2019, y un récord de ventas a través de los canales propios de Meliá tanto para B2B (MeliaPro.com), como BTC (Melia.com). Nuestros clientes nos han reiterado su confianza, beneficiándose de descuentos mínimos del 25% (para los clientes registrados en MeliaRewards) y de hasta un 50%, y los destinos más solicitados han sido las costas españolas, (con Canarias, Costa del Sol y Costa de la Luz, y las Baleares, sobre todo), Punta Cana, Cancún y Riviera Maya en el Caribe, y Vietnam, que pasa a formar parte del “top 10” de destinos más reservados.
Si hablamos de hoteles-destino, el éxito, una vez más, de establecimientos como Gran Meliá Palacio de Isora, en Tenerife, Meliá Caribe Beach y Paradisus Palma Real en Punta Cana, de los Paradisus Cancún y Paradisus Playa del Carmen en México, y de los renovados Meliá Zahara Atlanterra (Cadiz) Meliá Atlántico Isla Canela en Huelva, Sol Lanzarote o Meliá Cala Galdana en Menorca, nos ratifica en nuestra apuesta por la mejora y posicionamiento, cualitativo y sostenible, de nuestros mejores productos por todo el mundo, como clave para mantener nuestro liderazgo.
En definitiva, las ventas hasta el cierre del año y la extraordinaria campaña de “Black Friday” ponen el colofón a un año que ha ido creciendo, para Meliá Hotels International, trimestre tras trimestre, tras comenzar con el fuerte impacto de Omicron, y nos llenan de ilusión, por cuanto abundan en la previsión de Exceltur sobre la fortaleza o incluso “inmunidad” del turismo post-Covid ante los adversos condicionantes, que no producirían una “caída” sino una “ralentización” de la economía de los viajes.
