jueves. 02.05.2024

El Medio Ambiente, una prioridad para Mallorca y los mallorquines

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La actividad económica de cualquier territorio, y Mallorca no constituye, en este sentido, ninguna excepción sino más bien todo lo contrario, se halla intrínsecamente vinculada a su entorno ambiental.

 

De hecho, la evolución histórica de la isla, tanto desde el punto de vista productivo, como también demográfico, social y cultural, hubiera seguido directrices muy diferentes sin el condicionamiento positivo y casi podríamos afirmar que providencial que ha venido marcado por nuestras peculiaridades medioambientales, por supuesto propias y específicas y, además, sumamente intransferibles.

 

La riqueza paisajística de Mallorca no tiene parangón en el mundo entero. Por mucho tiempo que se invierta en viajes alrededor del planeta para conocer de cerca otras tierras, cada una con sus peculiaridades, será imposible encontrar un territorio tan diverso, plural y, si se me permite la expresión, majestuoso.

 

Esa es la principal razón que  explica el éxito de Mallorca como destino turístico de primer nivel internacional; y ese es también el motivo que debe empujar a las actuales y a las siguientes generaciones de mallorquines a extremar el respeto y el cuidado del Medio Ambiente, de la misma forma que lo han hecho las generaciones que nos han precedido.

 

Porque, en efecto, Medio Ambiente es también economía. La imagen de Mallorca como referente mundial en este ámbito multiplica su condición de opción privilegiada entre las preferencias de los turistas que en un momento determinado han de decidir en qué lugar quieren disfrutar su período vacacional.

 

Desde las instituciones, este mensaje ha de calar, igualmente, en toda su intensidad. Es importante, precisamente por ello, ejecutar actuaciones transversales que comprometan todos los campos de actuación y los orienten a un mismo objetivo, como es la preservación del entorno ambiental.

 

Las inversiones públicas, las normativas proteccionistas, las iniciativas productivas ligadas a la optimización respetuosa de ese entorno son premisas que han de guiar la hoja de ruta de las diversas administraciones.

 

A su vez, este es un terreno en el que las disputas políticas deberían dejarse atrás. Al fin y al cabo, todos los partidos, sea cual sea su procedencia y su identidad ideológicas, coinciden al cien por cien en la prioridad que constituye el Medio Ambiente.

 

Es cierto que, coyunturalmente, y de forma eventual, pueden producirse disensiones en la manera de abordar determinadas actuaciones. Pero ello no es óbice para afirmar que, sea cual sea el contenido y el alcance de esas diferenciaciones, no pueden, ni deben, romper el consenso generalizado obtenido en esta materia, y del que los ciudadanos participan igualmente.

 

Mallorca engloba algunos de los paisajes más emblemáticos del mundo entero. Ahí está, para corroborarlo, el formidable e inenarrable espectáculo de la Serra de Tramuntana, declarada Patrimonio Mundial de la Unesco en 2011, que es el fruto no tanto de un milagro natural, que también, sino, muy especialmente, del esfuerzo, la entrega, el compromiso, la implicación que durante décadas y siglos ha realizado el hombre para sacar provecho de la tierra que le acoge, venerándola en vez de explotándola.

 

En este siglo XXI, caracterizado por la irrupción y el protagonismo de las nuevas tecnologías, la mecanización de las actividades cotidianas y la relativa despersonalización que estos fenómenos, por otro lado imparables, han conllevado para la sociedad, el punto de vista desde el que se aborda la cuestión del Medio Ambiente no debería cambiar.

 

Muy al contrario, se debe sacar el máximo partido que el desarrollo tecnológico ofrece para ponerlo al servicio de la preservación ambiental. Y no olvidar nunca las historias que el pasado, en Mallorca y en cualquier otra parte del mundo, nos depara en torno a la necesidad de tener los pies bien fijados en la tierra.

 

 Sin duda alguna, ese es un consejo del que se pueden entresacar múltiples lecturas.      

El Medio Ambiente, una prioridad para Mallorca y los mallorquines