lunes. 29.04.2024

Arquitectos que aman papeles que no dibujan

La atormentada Julieta de Almodóvar arrancaba el papel de pared de su casa para dejar atrás una etapa de su pasado
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La gráfica impregna una estancia de sensaciones (o como se dice ahora, de experiencias).


Los papeles adamascados de los cincuenta dieron paso a la geometría pop de los sesenta, sustituida (desgraciadamente) por el 'gotelé' setentero-ochentero que evolucionó hacia la pintura lisa, emblema del minimalismo de los noventa y los dos mil.


Sin embargo, en la vida, la moda y la decoración, el pasado siempre vuelve. Cambiamos colores, texturas y materiales por romper con los cánones establecidos. Y luego, de nuevo, volvemos a lo conocido, por nostalgia, o incluso, por redimir concesiones de vanguardia que reconocemos como errores.


¿Segundas partes serán buenas? En este caso, sí.


Me acerqué al Colombia in Residence, un Pop Up Restaurant creado por Ignacio García de Vinuesa con los diseños de Gancedo en Madrid.

 

 

Como profesional del sector, tengo la deformación profesional de 'inspeccionar' una obra de interiorismo contemplando, al mismo tiempo, plazos (de concepción y ejecución), presupuesto y creatividad.   Porque la falta de uno de estos factores, redunda directamente en la calidad del proyecto.


Y en este caso, el planteamiento sugería rapidez 'Pop Up', economía (por su carácter temporal) y practicidad.


El interiorista ha iluminado el espacio con guirnaldas de bombillas 'vintage' y lámparas de palma y mimbres. Invita a entrar con moqueta sobre el pavimento preexistente. Decora con maceteros colgantes de esparto, macramé y sisal a distintas alturas. Enriquece y colorea la estancia con papeles de varios estampados (pero de la misma gama cromática) en techo y pared. Ambienta y aporta domesticidad y confort con cortinas a modo de separadores. Distingue entre mesas de consumo y de exposición (o showroom). Amplía la perspectiva y reduce la oscuridad del sótano con espejos enmarcados con listones de madera. En conclusión, es efectista partiendo de recursos sencillos.

 

 

Así que… bravo por el proyecto. Lo fotografié con ilusión.

 

Y es que cada plano me descubría una sorpresa: el techo con sus elementos colgantes, las paredes con su diversidad de motivos...

 

 

Y el suelo resultaba eficaz, precisamente, por su carácter neutro ¿Para qué invertir más en una superficie que no vemos, si las demás resultan mucho más sugerentes?

 

 

Me queda citar a un amigo arquitecto que decía…

 

el interiorismo se parece al urbanismo, ambos han de contemplar la diversidad de uso en un mismo espacio

 

No se equivocaba. Lo cierto es que, nada mejor que ver para aprender. Y si este proyecto, después de mis quince años de andadura, supone un aprendizaje, debo compartirlo.

 

Además, el buen interiorismo es otra manera de hacer felices a quienes saben  disfrutar de la gastronomía, porque también forma parte de los placeres de la vida ¿No creéis?

 

Por lo pronto, yo reservo. Y hay lista de espera.

 

Arquitectos que aman papeles que no dibujan