martes. 30.04.2024

Un destino inesperado

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Foto: Juanjo / www.justwotravel.com

¿Creéis en las casualidades? ¿En que hay veces que se te cruzan personas en el camino por un motivo? Yo sí y os voy a contar cómo un destino, un país y un viaje aparecieron en nuestro camino viajero por casualidad.

 

Era un día caluroso de julio en la oficina y vino un señor de unos 70 años a reservar una vivienda. Soy de esas personas a las que les encanta hablar, así que mientras preparaba todos los papeles no pude evitar iniciar una conversación con este cliente. Una charla que a medida que pasaban los minutos se volvía más y más interesante. Resulta que esta persona que tenía en frente, francés de nacimiento, residente en Mallorca durante muchos años, era un viajero empedernido. Por cuestiones de trabajo había viajado por casi todo el mundo. Estados Unidos, Sudamérica, Australia, China, Japón, India, Indonesia… Indonesia, justo el país al que nosotros íbamos a viajar en tan solo un mes, así que me aventuré a pedirle consejos y él muy entusiasmado me empezó a contar anécdotas de las veces que había estado en Bali. Me hablaba de una isla completamente diferente a la que nosotros nos encontraríamos unas semanas más tarde.

 

Soy una apasionada de los viajes, ahora se llama tener espíritu wanderlust, y si ese espíritu existe realmente, yo he nacido con él seguro. Bueno, al tener en frente de mi a una persona que ha recorrido todos los rincones del mundo, no pude evitar hacerle la pregunta: "Y de todos los lugares en los que ha estado, ¿cuál ha sido el que más le ha gustado?”  Él casi sin pestañear, contestó rápidamente: “Ceilán”. Un país en el que había vivido durante 7 años de su vida y que tuvo que abandonar cuando estalló la guerra civil.

 

Me empezó a hablar sin parar de ese lugar, de la Antigua Ceilán, de sus plantaciones de té, de sus templos, de sus paisajes y sobre todo de su gente. Le brillaban los ojos de una forma especial y hablaba de ese lugar con tanta pasión y cariño, que me quedé embelesada.

 

En nuestro mapa viajero, no teníamos situado Sri Lanka, era un lugar que ni se nos había pasado por la mente el visitar, pero desde que Henry me habló de él no me lo pude quitar de la mente. De esa conversación en mi oficina con este señor, surgió el que fue nuestro gran viaje en las navidades del año pasado. Decidimos que teníamos que conocer Sri Lanka y allí estuvimos, 7 increíbles días recorriendo esta isla a la que llaman la Lágrima del Índico.

 

Una semana en la que hicimos uno de los recorridos en tren más bonitos del mundo, en la que nos perdimos por sus ruinas milenarias y sus templos centenarios, en la que nos acercamos a una cultura y a una religión totalmente nueva para nosotros, en la que vimos de cerca y tocamos sus elefantes, en la que conocimos a grandes personas y en la que degustamos ese té del que me hablaba Henry.

 

Y es que a veces las mejores cosas de la vida surgen casi sin planear, sin buscarlas, por casualidad… Fue así cómo un nuevo destino viajero apareció en nuestro mapa.

 

No he tenido ocasión de contarle a Henry nuestro viaje a su querida Ceilán, pero me imagino muchas veces esa conversación en mi mente. Le podría contar tantas anécdotas, tantas sensaciones y tantos sentimientos… Sri Lanka es un lugar que se ha ganado un lugar en nuestro corazoncito y al que sin ninguna duda volveremos algún día.

Un destino inesperado