No voy a dejar de hablar de economía. Es cierto que si hay una Comunidad Autónoma más allá de Madrid que se ha beneficiado de la promoción de la Familia Real en los últimos 50 años, desde que Juan Carlos y Sofía eran príncipes de España, esa es Balears.
También es cierto que principalmente Doña Sofía, la más mediterránea de la familia, se han mostrado siempre muy interesados en proyectos sociales que se llevan a cabo en Balears, y les han brindado apoyo.
El caso más claro es el de Projecte Home, cuya presidencia de honor aceptó Doña Sofía, impresionada por Tomeu Català. Todo esto se traduce en un impacte económico, año tras año.
Seguramente, el impacto es mucho menor que el que pueda tener hoy en día TUI o sin ir más lejos Ryanair, pero ante el mercado español nos ha posicionado como un destino de familias reales y jefes de Estado.
Ahora bien, a Dios lo que es de Dios, y al César lo que es del César. La relación de Balears con la Familia Real también ha tenido sus menos, y en estos días, con ocasión del 80 aniversario de la investidura de Manuel Azaña liderando el Frente Popular -19 de febrero de 1936- la Infanta Cristina y su marido deben responder de los delitos de los que se les acusa.
Llama la atención que la sociedad balear se cuestionara si la investigación y el juicio, y el crecimiento del republicanismo en Balears, iba a suponer que Mallorca dejara de ser destino vacacional de la familia real.
El último capítulo de la relación de los ciudadanos con la Familia Real no lo hemos podido ver en una televisión española, aunque sí francesa, en TF3.
Es curioso, porque según el director de la película, Michel Curtois, el rey emérito ha visto el filme y "le ha gustado mucho". Cabe entonces preguntarse si hay en TVE, o en un eslabón superior e inferior al de la Casa Real, alguien más papista que el Papa.
En cualquier caso, gracias a Dios, las nuevas tecnologías nos permiten acceder al documental sin cruzar la frontera.
