Las calles se ven desiertas. Apenas quedan personas paseando por ellas. Ir a hacer la compra o dirigirse a la oficina para realizar las labores imprescindibles se han convertido en las únicas excusas válidas para volver a pisar el pavimento público. La tristeza y la preocupación se perciben en el ambiente. Saludos a distancia, escasez de sonrisas y establecimientos cerrados y sin vida…
Este primer párrafo bien serviría para dar comienzo a una película apocalíptica o incluso a un film terrorífico de serie B (que no se ofendan los escritores de ese ámbito). Pero la realidad es que se trata de un párrafo que describe la realidad actual de nuestras islas. Una pesadilla que nunca nos habríamos imaginado que pasaría. Y es que no sabíamos lo felices que éramos.
Comienza el cuarto día de cuarentena y pese a que el ser humano busca siempre un brillo de esperanza al que aferrarse y que consiga sacarle de ese agujero negro y oscuro en el que se encuentra, la realidad es muy distinta. Nos encontramos desbordados, superados y la incertidumbre profundiza un poco más a cada día que pasa sin que podamos resolver este problema.
El coronavirus o COVID-19 ha provocado una de las crisis sanitarias y económicas occidentales jamás recordadas. Al menos por una parte importante de la población. Desde 2008 no recordábamos un golpe tan duro a la economía. Pero es que este virus ha profundizado en la herida provocada por esa crisis y lo peor es que, esta vez, empresarios, autónomos y trabajadores poco podemos hacer para frenarla. Tan solo podemos superarlo juntos con responsabilidad y volver a la normalidad. Aunque lamentablemente habrá muchos empresarios, autónomos y trabajadores que ya no puedan.
Por el momento la única opción viable que existe encima de la mesa de las pymes para intentar mantenerse a flote hasta que pase el temporal, es la de realizar Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE).
Esta figura laboral que tanto protagonismo ha conseguido estos últimos días, se ha convertido en un brillo de esperanza para los empresarios y para los trabajadores. Una manera de mantener la supervivencia de los puestos de trabajo y las empresas.
El problema de llevar a cabo un ERTE es que son pocos los que conocen este documento y saben cómo realizarlo. Me aventuraría a decir que el 99% de las empresas nunca lo han gestionado. Es positivo que el Govern Balear haya creado el Consell Balear de Relacions Laborals y una campaña para que los empresarios y trabajadores conozcan más en profundidad este tipo de expediente y puedan utilizarlo. En momentos como estos ir juntos de la mano es lo más importante. El objetivo final debe ser recuperar la fuerza de nuestra economía empresarial y laboral.
No quiero que piensen mal, pero igual esta crisis nos puede beneficiar. Igual esta crisis nos hace más fuertes, nos deja una enseñanza y un cambio en nuestro modelo que nos haga mejorar.
En las carreras empresariales de todas las universidades del mundo se enseña a los alumnos que las crisis al igual que acarrea aspectos negativos, también pueden suponer el impulso a la creatividad y las nuevas ideas que vuelvan a impulsar nuestros negocios.
Llegado el momento esta crisis desaparecerá, más tarde o más temprano y esta vez, podemos aprovechar para dirigirnos hacia un capitalismo más inclusivo, un cambio en el modelo económico y de proyección de nuestra isla. Una apuesta por el producto local y por el kilometro 0.
Después del COVID-19 vendrán momentos difíciles pero juntos podemos conseguir superarlos. Si al igual que ahora remamos hacia un objetivo común. Debemos aprovechar esta unión para proyectar nuestro futuro tras esta crisis.
La nueva meta que debemos marcarnos como sociedad. Todo planeado entre los agentes sociales y la administración pública. Este virus nos enseñará que juntos somos más grandes, que unidos podemos superar todos los problemas y crecer como sociedad
