domingo. 05.05.2024

Comunicación y destinos turísticos

La crisis del COVID 19 ha dejado muchos escenarios dignos de analizar y éstos a su vez, nos pueden permitir hacer un análisis con el fin de ser más competitivos ante los retos que se están dibujando. Una de las áreas más sensibles (y no sólo ahora) que ha cogido una especial importancia es la gestión de la comunicación por parte del destino turístico siendo la nuestra una administración autonómica e incluso comarcal. En nuestro caso nos referimos a la Comunitat de les Illes Balears a pesar de la fuerza de las marcas Mallorca, Menorca, Ibiza o Formentera por separado.


Los estados de alarma decretados en Alemania y el Reino Unido y, las cuarentenas establecidas durante este verano, han sido un golpe muy duro para nuestra economía. Nuestra oferta de alojamiento, de restauración y oferta complementaria ha quedado prácticamente paralizada. Este escenario invita a pensar en la secuencia de los hechos y, como en algún momento de las gestiones comunicativas, se ha perdido el control afectando muy negativamente nuestra comunidad. Es en este sentido donde me gustaría incidir en la propuesta de tener unas Delegaciones Empresariales de Comunicación Autonómica de les Illes Balears (DECAIB) para gestionar la información y los datos que se generan en nuestra comunidad y para ser comunicados directamente a los medios de los países donde están la mayoría de nuestros clientes.

 

Controlar en todo momento la información que generamos en los contextos más positivos y negativos es una ventaja competitiva muy importante como destino turístico. La realidad económica en el conjunto del Estado siempre ha sido muy diferente y, la crisis del COVID, ha golpeado de manera diferente a comunidades provocando que los malos datos de unos territorios nos hayan arrastrado a todos. Balears ha hecho las cosas bastante bien y, en algún momento de las comunicaciones internacionales, se ha visto absorbida por los datos muy negativos de Madrid, Catalunya o Aragón. Nuestros mercados no han diferenciado suficientemente los territorios y el destino (nosotros) no tenía la capacidad para comunicar y ofrecer a los periodistas internacionales la base de datos que manejábamos y las medidas adoptadas.

 

Una delegación como la que se propone tendría precisamente una función de dar la máxima cobertura a las demandas periodísticas que pueda haber sobre nuestro destino en un momento de crisis pero también de promoción, ser proactiva y avanzarse a la especulación o evitar que se siembren dudas. En la era de la comunicación y la economía digital más que nunca se deben tener las herramientas para gestionar la información internacional directa, desde Palma, con la máxima profesionalidad, y en contacto permanente con los periodistas de nuestros mercados. Ahora bien, debe ser únicamente periodismo riguroso, no gestión propagandística o publicidad en cubierta, se trata de tener credibilidad y ganarse la confianza de estos profesionales. Para defender dicha propuesta deberíamos de basarnos en dos hechos incuestionables; los destinos turísticos superan los límites administrativos nacionales y el Estado de las Autonomías permite una gestión descentralizada del turismo.

 

En definitiva se trata de crear o contratar los servicios de comunicación necesarios para que como mínimo Berlín y Londres puedan conocer de primera mano nuestra realidad en todo momento. No se trata de interferir en las políticas de las embajadas sino adaptarse a una realidad que la economía turística ha bendecido hace más de 50 años y que debe ir acompañada de una comunicación de precisión geográfica. 

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