domingo. 05.05.2024

Ámsterdam; canales, pubs…y un “donut”

La ciudad de Ámsterdam ha decidido implantar un modelo de economía circular de cara al 2050 y ante la crisis que ha generado el coronavirus. Es una primera decisión públicamente conocida que adopta una ciudad y con el objetivo de ir cerrando un determinado modelo de consumo y que pone en jaque la preservación de recursos naturales.

La ciudad holandesa acepta el reto de la nueva economía salido de los pasillos y clases de la Universidad de Oxford. La investigadora del Instituto Ambiental de dicha universidad, Kate Raworth, sostiene que hay que implantar un modelo de transición entre la economía del siglo XX y la del siglo XXI.

 

La economista, ante la crisis generada por el Covid-19, apuesta por romper el actual modelo de consumo y empezar una verdadera política de reducción de recursos y materiales. Según Raworth el modelo “donut” llega para seguir satisfaciendo las necesidades pero dentro de los límites del planeta.

 

Los datos arrojados por diferentes medios de comunicación sobre como se han recuperado determinados espacios naturales o como la capa de Ozono se ha cerrado a niveles de hace 30 años, pone de manifiesto como la actividad humana a escala internacional es una verdadera bomba de relojería. Ahí es donde determinados gobiernos, en este caso uno de local, dan pasos y fijan objetivos para contribuir a un cambio.

 

La llamada economía circular propone mantener los productos, componentes y materiales en sus niveles más altos de uso tanto técnico como biológico, quiere ser reconstituyente y regenerativa. En boca de Raworth, “se trata de sustituir el PIB, un índice finito, por un donut que pone en relación las necesidades humanas con el impacto ambiental de la economía en la sociedad y la Tierra con ente vivo”.

 

Entre las medidas presentadas por la llamada “Venecia del norte” se trata de fomentar productos que duren más tiempo, permitan reparaciones y que restaurantes y hoteles den la comida que sobre. Está previsto que se creen unos documentos administrativos llamados “pasaportes de materiales” que contabilizarán todo lo que sea reutilizable tras las demoliciones o marcarse como prioridad promover al máximo la construcción de edificios sostenibles.

 

Siguiendo la visión de Raworth los habitantes de Ámsterdam se deberán concienciar de que vivirán dentro de un donut. El agujero representa las necesidades básicas y la zona que está fuera representa el techo ecológico que la tierra puede soportar.

 

En definitiva y, nuevamente debido a la coyuntura, se instala una nueva visión de como enfocar el futuro. El viento de Tramontana que sopla con fuerza por los efectos del coronavirus puede ser una brisa ante los vientos huracanados que puede desatar el cambio climático.

 

Ahora veremos y escucharemos iniciativas (públicas y privadas) movimientos en pueblos, ciudades y algunos países para hacer frente al fracasado modelo de consumo actual. Será el momento de preguntarnos donde estamos nosotros como islas, que horizonte nos hemos marcado para salvar nuestro modelo económico y sobre todo, si junto a ensaimadas, panes, cocas y un largo listado de exquisitos productos de la tierra incorporamos también un “donut”.

 

Ámsterdam; canales, pubs…y un “donut”