domingo. 05.05.2024

La cuarta ola

Nos proyectamos a la primavera, el mes de mayo del 2021. Ha llegado la tan temida cuarta ola. La ola que queríamos evitar a toda costa, pero aquí está, haciendo estragos a nivel Baleares y a nivel nacional.

Pero curiosamente y muy a pesar de esta cuarta ola, la mayoría de la población estamos encantados. ¡Aliviados! Salimos a la calle a celebrar lo ocurrido. Estamos disfrutando de una vida como antes de las imposiciones políticas. Eso si, más pobres, muchos incluso arruinados, insolventes. Las restricciones sanitarias se han reducido para ser aplicadas solo a la población más expuesta al riesgo del Covid, enfermos y mayores. El sentido común ha vuelto a formar parte de nuestra realidad.

 

¿Que ha pasado? Esta cuarta ola no es de Covid. Esta cuarta ola es una ola de dimisiones. Dimisiones de todos aquellos políticos a quienes le queda todavía un ápice de decencia y ética laboral. A la vista de los resultados nefastos de sus gestiones, de su falta de ejemplaridad y de empatía que han mostrado durante esta crisis sanitaria-socioeconómica sin precedentes, han decidido renunciar a sus cargos.

 

Y han sido sustituidos por un concepto novedoso de liderazgo público-privado en el cual los mejores, y solo los mejores de cada sector han tomado las riendas del país. Sé que suena raro, pero el ministro de turismo ahora de hecho tiene conocimiento del sector, habla idiomas y sabe conectar con los actores importantes del sector a nivel internacional; vamos, ficción total. Reina el sentido común, la esperanza, brilla el sol y vemos que podemos volver a levantar cabeza.

 

Una decisión aplaudida por la gran mayoría del pueblo que hemos sido testigos de la incompetencia, ineficiencia, ineficacia e indiferencia de gran parte de nuestros gobernantes, tanto a nivel regional como nacional. Se sienten avergonzados ante los daños colaterales que su gestión ha causado con decenas de miles de quiebras, cientos de miles de desempleados, existencias arruinadas, la miseria y pobreza que han creado y el vaciado por completo de las ya de por sí muy mermadas arcas públicas.  

 

Una quizás bien intencionada política mal ejecutada, por personas que han sido promocionadas sin tener en cuenta el principio de Peter, según el cual se promocionan personas competentes en su puesto de trabajo inicial a posiciones superiores que requieren otro skillset.

 

Si las personas carecen de las habilidades necesarias para este nuevo puesto fracasan y serán incompetentes e ineficientes. Analizando fríamente el curriculum vitae de muchos de nuestros políticos no es de extrañar que ese principio de Peter es aplicable a muchos de ellos. Si no fuera por el deseo popular, dejar a todo un país en manos de gente con CV’s tan evidentemente vacíos de contenido relevante para el liderazgo de un país, sería un delito de primer orden. Mientras que en la economía real esta persona no suele quedarse en su puesto de trabajo, en nuestra política esta persona incluso es promocionada.

 

Si a esto agregamos la ley de Parkinson que el historiador británico Cyril Northcote Parkinson definió a mediados de los años 50 del siglo pasado, y según la cual el trabajo, y en especial el trabajo en la burocracia, se expande hasta llenar el tiempo disponible para que se termine, realzado por el hecho de que los funcionarios se crean trabajo unos a otros, entendemos que la ineficiencia burocrática persiste e incluso está en continuo aumento.

 

No es fácil discernir en el horizonte el tamaño del tsunami que se avecina como resultado de esta ineficacia e ineficiencia burocrática y el liderazgo vaciado de contenido. Acabará de tambalear con una estruendosa implosión el aparato estatal actual.

 

Nuestros políticos se caracterizan por hablar mucho, por decir poco y por hacer menos todavía y eso sin asumir responsabilidad alguna. Se habla de los problemas sin afán real de querer solucionarlos. El medio para alcanzar un fin se ha convertido en el propio fin, accionismo sin rumbo. Ser elegido y ser reelegido son las dos prioridades de los políticos y cualquier problema real del pueblo quien ha aupado a esos dirigentes para liderarnos se queda a años luz de esas dos premisas políticas, como ha quedado evidente en la crisis actual.

 

Por eso damos las gracias a esa cuarta ola, aunque solo sea una utopía. Nos permite vislumbrar un horizonte lleno de luz y de esperanza, gracias a ese nuevo liderazgo tecnócrata, competente, eficiente, eficaz, ejemplar y hasta empático. Soñar es de valientes

La cuarta ola