domingo. 05.05.2024

El Estado, monopolio de la violencia legítima

 

Max Weber, célebre economista y sociólogo germano de principios del siglo 20, considerado uno de los padres de la sociología moderna y de administración pública, definió el estado como “asociación de dominación con carácter institucional que ha tratado, con éxito, de monopolizar dentro de un territorio el monopolio de la violencia legítima como medio de dominación”. 

 

Una definición que me parece de suma actualidad a pesar de tener más de cien años. ¿Quien hubiera pensado que un gobierno supuestamente socialista nos lleva de una forma tan estrepitosa al abismo, violando nuestros derechos más básicos y por ende ejerciendo esa violencia legítima de la que habla Weber? 

 

Este sábado he tenido que defender los intereses de nuestra marca y de muchas otras y de más de 12.000 empleos en IB3 TV acusando de prácticas abusivas a AENA frente a sus inquilinos de retail y restauración en los aeropuertos de toda España. Están abocados a la quiebra por las intransigencias de dicha empresa semi-pública, exigiendo la aceptación de cláusulas leoninas y totalmente arbritrarias en el proceso de negociación de las condiciones de alquiler durante la pandemia. 

 

Queda absolutamente latente que el político no intenta resolver los problemas que realmente preocupan a la sociedad sino que solo se preocupa por resolver sus propios problemas, los cuales básicamente se pueden resumir en dos: ser elegido y ser relegido.

 

Cualquier problema real de nuestra sociedad, como la quiebra de cientos de empresas, grandes y pequeñas y el riesgo de perdida de más de 12.000 empleos parecen desvanecer en los ojos de Maurici Lucena, presidente político de AENA, ante su proyecto político de ser el próximo conseller de economía de la Generalitat de Catalunya.

 

Es un ejemplo más de la perversión del sistema democrático donde se ha generado una desafección completa del pueblo de sus gobernantes, consecuencia directa su ineptitud, su falta de empatía, de competencia y de ética de muchos entre ellos, independientemente de su color político.  

 

La persistencia de nuestro endeudamiento público elevado, uno de los deportes donde jugamos en la Champions League, y el crecimiento inevitable del mismo por la crisis, reducirá sustancialmente los márgenes de actuación de nuestro Gobierno para hacer frente a futuras adversidades.

 

Seremos vulnerables de forma crónica y con una capacidad de crecimiento, de inversión, ya sea en sanidad, educación o IDI extremadamente mermado, creando una nueva fuga de talento y un empobrecimiento generalizado brutal. Que va a pasar para intentar contrarrestar esta tendencia? Con el Gobierno actual sin duda alguna se hablará en breve de expansión fiscal. 


Aunque habrá que pagar más y más impuestos, la probabilidad de que este nuevo aumento impositivo y por ende bajada adicional de nuestro poder adquisitivo sirva para algo, es extremadamente baja. Todo se irá a subvencionar al sector público, en constante crecimiento por la falta de capacidad de gestión política.

 

Thomas Sowell dijo: una de las cosas tristes de nuestros tiempos es que hemos demonizado a los que producen, subsidiados a los que se niegan a producir y a canonizar a los que se quejan”. También dijo que “ninguna sociedad ha prosperado por tener una larga y creciente clase de parásitos viviendo de los que producen.

 

Y a eso vamos. Aparatos administrativos cada día más inflados, más ineficiente e ineficaces y un porcentaje de la población cada día más elevado con derechos y pocas obligaciones. Esto huele a más desafección, más cisma. Queda por ver si el más que probable surgimiento de violencia resultante será considerado legítimo por los que ahora abusan del poder que les otorga su posición política. 

El Estado, monopolio de la violencia legítima