domingo. 05.05.2024

Bubbles

A nuestra hija de seis años le encantan sus pompas de jamón. Burbujas pequeñas, grandes, uniformes, deformes, de todo tipo. Cuando explotan, unas carcajadas infantiles, inocentes, entrañables y alegres llenan nuestro jardín y nuestros corazones. Burbujas maravillosas!

 

Hay burbujas que queremos que exploten. Y luego las hay que ni queremos que existan. Burbujas inmobiliarias, tecnológicas, financieras, todas creadas por el hombre, mostrando nuestra incapacidad como raza de controlarnos, de decir basta. Basta con el crecimiento desmesurado, con el afán de enriquecernos a cualquier precio y en detrimento de lo que se nos ponga en el camino.

 

Esa competitividad  excesiva, tan dañina, ese espíritu de ganar para que el otro pierda, cuando lo suyo es la colaboración y el encontrar el win-win entre todos los partícipes. Aquí en Mallorca también tenemos un ejemplo de ello, cuando a un mallorquín le va bien por el mero hecho de que a su vecino le vaya algo peor.

 

Burbujas que se crean y que explotan por la avaricia de unos pocos quienes habitualmente no suelen pagar el precio de la crisis que crea su estallido. Nuestro sistema es tan complejo, ha crecido de forma lenta y orgánico, siempre protegiendo los intereses de los que lo han ido forjando, para que los que están arriba no sufren las consecuencias de sus actos.

 

Y no hay nada peor que poner alguien al mando quien no se tiene que hacer personalmente responsable de sus actos. Y la compenetración del sistema, donde la mayoría de los gobernantes, bancos y medios de comunicación se han unido para crear una cortina de humo cada día más espesa, me hace pensar de que estamos abocados al fracaso.

 

Y aquí llega esa burbuja gigantesca que todos queremos pinchar: la política. Cuando se habla solo de política y se la relaciona con la creación de problemas en lugar de soluciones, el sistema ha llegado a su fin y requiere ser redefinido.

 

Me encantaría poder pedirle a nuestra hija que coja una aguja y pinche esta burbuja política. Un sistema ensimismado, que solo se ocupa de si mismo y consume unos recursos inexistentes a costa de los que vamos a pie para alimentar sus castillos en el aire.

 

Quizás necesitamos un cambio de modelo. Quizás nos damos cuenta que el sistema actual no funciona. ¿Quizás tenemos la valentía entre todos de levantarnos para decir basta ya? ¿Quizás debemos cuestionar el status quo y encontrar maneras colaborativas, empáticas, publico-privados para romper esa decadencia política que nos rodea? ¿Como es que aguantamos cualquier barbaridad que nos echan los políticos? ¿Mentiras, faltas de compromiso, de ética, de sentido común, de responsabilidad y de visión más allá de su mandato?

 

Mientras que Sra. Merkel se va de compras, vive en el mismo piso modesto desde hace más de treinta años, es de derechas y ha sido durante casi dos décadas una de las líderes más influyentes y destacadas del mundo, comunistas oclócratas como Pablo Iglesias e Irene Montero tienen una alta funcionaria cuidando de sus herederos, viven en un chalet de lujo y destacan por el mero hecho de no aportar absolutamente nada al país salvo polémica y pobreza a medio y largo plazo. Un mundo al revés que requiere una acción contundente por parte del pueblo para ser enderezado.

 

Los que más ayudan a los pobres no son los que gritan "compasión por los pobres”, sino aquellos que encuentran maneras de hacer la industria más productiva y la distribución más eficiente, para que los pobres de hoy puedan permitirse cosas con las que los ricos de ayer sólo podían soñar.

 

Esta noche me voy a dormir pensando en donde le tengo que decir a nuestra hija y sus coleguillas que pinchen esa burbuja política para que explote, para que su generación pueda disfrutar de un sistema más sano, más colaborativo, más justo, más ético. Tendrá que ser un pinchazo colectivo y epidural para llegar al centro de ese cáncer.

Bubbles