viernes. 26.04.2024

Fútbol, libertad y símbolos

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Ha tenido que ser un tribunal quien pusiera sentido común ante la última metedura de pata del gobierno del PP en funciones, que había prohibido la entrada de "estelades" en el Vicente Calderón en la final de la Copa del Rey entre el Barça y el Sevilla que se celebra mañana. Coartar la libertad de expresión y prohibir un símbolo que en todo caso expresa voluntad de libertad de un pueblo, no es incitar a la violencia, ni al racismo, ni a cualquier otra forma de discriminación, y así lo ha subrayado el magistrado de turno. La metedura de pata del Delegado del gobierno en Madrid, además del conflicto institucional generado, no será saldada con dimisiones: no se preocupen que el no dimitir sí que es españolidad auténtica.

 

En 2014, hace sólo dos años, tuvo que ser la UEFA quien clausurara dos sectores del Santiago Bernabeu por exhibición de simbología y banderas nazis. Meses después, fue el propio Real Madrid quien tuvo que prohibir entrar en el estadio insignias, banderas o camisetas plagadas de lemas contra los judíos y por la supremacía blanca, banderas franquistas, e incluso esvásticas del Tercer Reich y alusiones a Hitler. Ni en un caso ni en el otro, ni el gobierno del Estado español ni los tribunales intervinieron ni hicieron recomendación (ni prohibición) alguna, lo que nos llevaría a dos conclusiones fáciles: primero, el gobierno de España es profundamente anticatalanista y es capaz de llevar sus delirios de imperio decadente incluso al mundo del deporte. Segundo, el gobierno de España, en cambio, ampara comportamientos y expresiones neofascistas, lo cual por otra parte sería coherente con lo mucho que le cuesta al PP condenar la dictadura franquista y sus crímenes.

 

Lo mejor es que este tipo de actuaciones dan aún más sentido al significado de banderas como la "estelada" que ahora, gracias a la labor incomiable del gobierno de España, cae simpática a mucha más gente, aunque sea para hacer rabiar a nuestros insoportables gobernantes.

 

Más allá de este incidente, y no es la primera vez que lo escribo, a mí me preocupan los silencios y la hipocresía que envuelve otra parte del fútbol y su simbología, y que son los patrocinios de los principales equipos de fútbol por parte de emiratos árabes con dinero pero sin escrúpulos, y que como Qatar financian también el terrorismo yihadista. No es el único caso, como sigue siendo de vergüenza que Arabia Saudí, país "amigo" de España y de nuestra familia real, que incumple sistemáticamente los derechos humanos, especialmente los de las mujeres y las minorías, y que el año pasado decapitó a unas 200 personas, no salga cada día en nuestros telediarios, a pesar de tener la misma población que Venezuela, y una influencia geopolítica mucho mayor.

 

Mientras no acabemos con toda esta hipocresía, me seguirá costando acercarme a un estadio. Es en lo único en lo que discrepo de mi admirado Eduardo Galeano, que murió amando el fútbol y emocionándose con él, como millones lo harán mañana en la final de la Copa del Rey. A pesar de todo, disfrútenlo.

Fútbol, libertad y símbolos