viernes. 26.04.2024

El turismo frente a las crisis

Una de las virtudes que ha tenido el turismo en nuestro país como sector económico a lo largo de su ya larga historia ha sido la capacidad de superar las diferentes crisis que han sucedido, e incluso convertirse en el motor de la recuperación económica, por supuesto en las Illes Balears, pero también para el conjunto de España.

 

La crisis del petróleo que se iniciaba en 1973 afectó gravemente al turismo, en esa etapa histórica se trataba de un sector económico en crecimiento exponencial desde los años 60, que había permitido equilibrar la balanza comercial de España, pero en ese momento la inflación que se dió a nivel internacional afectó al poder adquisitivo de los turistas que viajaban a España, reduciéndose la demanda, además el aumento de los precios del petróleo encareció el coste de los viajes.

 

¿Se está dando una situación parecida a pesar de las diferencias en las causas? El parón económico mundial provocado por la pandemia global puede hacer caer el poder adquisitivo de los potenciales visitantes, y de momento vivimos un futuro incierto en el mundo de las aerolíneas, IATA (la asociación de transporte internacional) avisaba del cambio que se producirá en la forma de viajar por avión, y recientemente FACUA denunciaba que habían recibido avisos de precios desmesurados que amenazaban los viajes turísticos a España.

 

A ello habría que añadir la preocupación por la seguridad de cualquier potencial viajero que quiera tomar un avión en tiempos del COVID19. Reducción del poder adquisitivo y aumento de coste del viaje, por tanto, serían posibles consecuencias de la actual crisis y que nos mostrarían una preocupante similitud con la situación de los años 70 del siglo pasado.

 

Sin embargo, el punto de partida no es el mismo, ni mucho menos, en aquél momento, a pesar de una situación política inestable y que no se puede comparar a la actual (una dictadura agonizante, anacrónica, un cambio político impulsado por una parte de las élites con fuertes resistencias dentro del propio régimen...), el turismo se recuperó y volvió a ser uno de los motores económicos del país. Otro tanto sucedió tras la crisis del 1993 y, como hemos visto recientemente, tras la crisis del 2008, con unos datos extraordinarios, especialmente de las temporadas 2017 y 2018, que invitaban al optimismo.

 

Sin embargo, la otra cara de la moneda es que la España que emerge tras las mencionadas crisis, y que tiene en el turismo uno de sus principales apoyos para superarlas, ha hecho que nuestra economía sea de cada vez más dependiente del turismo.

 

De los aspectos comentados tal vez deberíamos extraer dos conclusiones, que si bien pueden parecer contradictorias deben entenderse como complementarias.

 

La primera, el turismo es nuestra principal esperanza de rápida reactivación económica, aunque depende de circunstancias que le son externas, como la recuperación de la confianza de los viajeros, tanto en el destino como en los propios medios de viaje, así que potenciar la seguridad en toda la oferta turística y en puertos y aeropuertos es una parte fundamental del trabajo que podemos hacer para impulsar el turismo, de hecho en eso se están centrando tanto el sector público como el privado.

 

Por otra parte, hay otros elementos sobre los que no tenemos tanta capacidad de incidencia, intangibles como esa confianza a la que hacíamos referencia, pero también el logro de una vacuna o tratamiento que permita frenar de una vez el virus.

 

Y finalmente, como segunda conclusión, cabe tener en cuenta que  si bien el turismo podría ser la locomotora que tire del tren de la economía, cómo en el pasado, no debemos desaprovechar la oportunidad para, esta vez sí, salir de la crisis impulsando la diversificación de nuestra economía, porque si bien el relato de las crisis anteriores nos demuestra como el turismo se recupera e incluso se refuerza, hemos salido de cada crisis más dependientes de este único sector. Las oportunidades existen y no debemos desaprovecharlas, aún en tiempos tan inciertos como los actuales.

El turismo frente a las crisis