sábado. 27.04.2024

Educando en el consumo responsable y local

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A mayor información, mayor capacidad de decisión. Es por eso mismo que la educación tiene un papel fundamental en la formación de los futuros consumidores.


Educar a las personas desde el colegio en la cultura del consumo responsable. Porque es desde pequeños cuando los niños empiezan a adquirir unos hábitos que les acompañaran el resto de sus vidas y que les servirán para poder desarrollarse como personas en una sociedad como la nuestra. Empiezan a aprender el valor del ahorro y la importancia de la toma de decisiones sobre su futuro y, pese a ello, echamos en falta programas que promuevan la concienciación sobre la importancia del consumo responsable.


Hoy en día el poder del marketing y de la publicidad de los grandes operadores es inmenso. Crean necesidades desde la nada, manipulan la voluntad de los consumidores y les guían hacia un consumo desmesurado e insostenible. El único medio de defenderse que tienen las personas es mediante el sentido crítico que les puede inculcar una buena educación.


Hoy contamos con más herramientas que nunca para estar perfectamente informados de todo cuanto nos rodea. Para saber dónde se elabora el producto que se nos vende, en qué condiciones están sus trabajadores. Para saber cuánto puede durar un electrodoméstico, su calidad y qué características tiene un producto en concreto. Incluso en qué bares encontrar un determinado vino o cerveza. Hace falta enseñar a las personas a acceder a esa información y aprovecharla para mejorar sus hábitos de consumo. Es necesario que desde pequeños la gente sepa que con el simple hecho de comprar en un comercio o en otro, están ayudando a construir un modelo de sociedad u otro. Tal es el poder de los consumidores.


En economía se conoce como consumerismo a la soberanía del consumidor, teniendo en cuenta la historia de los productos que compra y las repercusiones medioambientales y sociales de ese consumo. Se trata de una corriente que se crea tras la puesta en práctica de un marketing agresivo que obliga al consumidor a adaptarse a la oferta, cambiando con ello las reglas básicas del libre mercado. No debemos confundir el consumerismo con el consumismo, el primero supone una actitud responsable con el segundo. El termino engrosa también un consumo responsable, ético y solidario, que consiste en consumir con criterios apropiados y responsables.

Sin duda el consumerismo está relacionado con un mayor nivel educativo, por tanto es desde la infancia donde debemos actuar, educando a nuestros jóvenes para que conozcan sus derechos como consumidores, que sepan usar la información de una forma útil, que puedan elegir, ser escuchados y disfrutar de un medio ambiente limpio y sano.


Y cuando hablamos de elegir, no sólo hablamos del producto, si no también de donde comprarlo. Hacerlo en el tipo de comercio que conoce lo que vende, a sus clientes, sus necesidades, que apuesta por un consumo responsable, que genera ocupación, estable y local, y que además sus impuestos también se quedan aquí. En el comercio local en resumidas cuentas, en nuestro pequeño comercio.


Desde la patronal que presido, Pimeco, creemos en la necesidad de que el Govern y la Conselleria de Educación implementen programas en las escuelas para fomentar el consumerismo, así como en la necesidad de animar a los padres a inculcar a sus hijos estos valores. Será muy positivo no sólo para la formación humana de las personas, sobre todo para fomentar el comercio local de nuestra comunidad, ya que encarnamos muchísimos de los valores que promueve esta filosofía.

 

Educando en el consumo responsable y local