sábado. 04.05.2024

Es Rojals 2011

/img/periodico/img_10970.jpg

Ese jugador latente y obstinado que fue el maestro Fedor Dostoieswski achaca a la aristocracia   ignorancia de la realidad. Porque fingen indiferencia ante las emociones de la derrota o la ganancia. “No se interesa en el hecho mismo de ganar… simplemente por curiosidad, por observar las posibilidades, por hacer cálculos y no por un vulgar deseo de ganar”


En el mundo del vino, como en otros mundos humanos, no creo que haya un deseo de ganar, sino persistir, de quedar en la memoria y en la conciencia consciente del bebedor. El vino entra en nuestras vidas y si tiene esa capacidad de diálogo con el bebedor, o si el bebedor la encuentra,  comienzan una relación de perdurabilidad.

Las uvas con que se elabora Es Rojals 2011 mezclan diversas características, lo que puede llevarnos a pensar que hay una necesidad de diálogo. Mantonegro, que ha sido la tradicional de esta zona de la Sierra de Tramuntana, se une a las foráneas Canernet Sauvignon y Merlot, aromas y redondeces para aplacar y redirigir la fuerza de lo autóctono.


El resultado no se hace esperar, porque nada más abrir la botella comenzamos a sentir que tenemos un compañero de mesa o de  barra serio, dispuesto a ofrecer matices, ideas compactas y repletas de buenos argumentos. La agricultura ecológica que practica la bodega Es verger, esa manera elegante  de ser más respetuosa con el territorio y ofrecer un pulso no tecnificado, sino armoniosamente de corazón. No porque la tecnología sea negativa para la creación de vinos, no, en absoluto, pero es otra manera de enfrentarse al proceso creativo. Aquí se sienten las nieves, cuando  vienen, o los calores, los desarrollos de la vida, de una manera más cercana a la piel.


Es un vino de matices que va ocupando su posición en la copa y en el paladar del bebedor sin sobresaltos, como si hubiera una posible eclosión de las sorpresas con tiempos humanos, no medidos, sino imaginados. El poco a poco, el crecimiento, el desarrollo. Todo su mundo viene con la lentitud y la parsimonia de quien sabe que el trabajo bien hecho debe ser esperado con la cadencia que permite que detrás de una nota entre la siguiente. Casi como de nana brasileña en voz de Lisa Ono cantando Naima, y como en esas melodías donde los instrumentos van apareciendo poco a poco, Es Rojals nos atrapa a cada sorbo dado, porque es un vino que habla de verdad y de diálogo, una de las facetas más mediterráneas que hay, y que tan poco caso parece que le hacemos en estos tiempos convulsos donde solamente nos sirven los resultados que  por supuesto deben de ser contundentes. Y este vino no es contundente, es seductor. Y la seducción se construye, no se conquista ni se impone.


Al igual que otros vinos mediterráneos, los suelos gravosos donde se crían estas cepas de edad media de unos 45 años, producen un resultado pausado, casi escalonado en su crecimiento. Donde la paciencia, a la hora de beber, y a la hora de ir descubriendo su desarrollo con el paso del tiempo, nos reportará sorpresas muy agradables. Pues su estructura se irá construyendo como una poderosa coraza de múltiples matices, donde las curvas, las pausas, las ampulosidades, tendrán cabida, y el beber la misma añada en diferentes épocas no hará sino agradecer nuestra paciencia y la creatividad de sus elaboradores. Que han sabido crear para disfrutar en el tiempo.


Ya que hemos comenzado con el simil del juego en boca del escritor ruso, me atrevo a decir que Es Rojals 2011 es un vino que debe dar mucho de sí en los próximos dos o tres años. Podemos encontrarlo en la órbita de los vinos de entre 12 y 15 euros, lo que nos da idea del nivel que quieren proponer sus creadores. No un vino sencillísimo, sino un vino al que hay que empezar a hacerle caso ya que alejado de esa franja psicológica de los vinos de menos de 10 euros, es un producto para el disfrute respetuoso.


Aprender a valorar lo que compramos es una obligación de los amantes y aficionados al mundo del vino, y a cualquier mundo que permite una contemplación de la naturaleza seria, aunque sea divertida. Por eso ser respetuoso bebiendo implica prestar atención a lo que tenmos en la botella, a los mensajes que el bodeguero nos da, a lo que está en la copa, y a como se va desarrollando lo que hay dentro de la copa. Nunca deberíamos olvidar del grandísimo esfuerzo que realizan los elaboradores de vino. Los resultados son otra cosa. Mejor si es feliz y nos abren vías de placer.


Es Rojals 2011 tiene una seriedad de ser abierto a los contrastes. No deja indiferente. Aporta su territorio y su calidad de uva, su meticulosa elaboración. Es un vino que no deberíamos dejar la oportunidad de descubrir ay añadir a la lista de vinos que nos hará feliz volver a beber. Además, no necesita de circunstancias complicadas. Con lo que abrirlo y dejar que nos moje con su pulcra naturaleza será un gozo. Y los gozos no están para dejarlos pasar, porque luego pueden llegar las sombras. Ya los dijo el certero Torrente Ballester.

 

Es Rojals 2011