jueves. 02.05.2024

Thomas Cook enciende la alerta máxima

Es habitual que las grandes catástrofes pillen a todo el mundo con el pie cambiado, especialmente cuando hablamos de gobernantes y esto también funciona en el ámbito económico. Nadie vió o quiso ver la crisis económica en 2007 y hasta que cayeron los grandes bancos como Lehman Brothers nadie se puso las gafas de ver la realidad como es.

 

Entonces todo el mundo corrió pero nadie llegó a tiempo. Nos ha costado casi una década salir del pozo. Puede que aquí en Baleares sacáramos la cabeza un poco antes gracias a una industria turística que no nos ha fallado hasta el momento. También hay que decir que hemos tenido la 'gran suerte' de que nuestros competidores mediterraneos pincharan principalmente por temas de seguridad.

 

Con la caída de Thomas Cook ha pasado exactamente lo mismo. Hace meses que el gigante británico tiene problemas económicos. Hace meses que estaba intentando a la desesperada cerrar una urgente financiación que le diese una nínima oportunidad de futuro. La sombra del cataclismo se cernía sobre esta multinacional emblemática. Nadie quiso ver que podía pasar lo imposible y esta ceguera voluntaria nos ha llevado al punto actual.

 

En Baleares estábamos demasiado ocupados en el debate sobre una limitación a los cruceros como para ver más lejos. No lo vimos venir. No hubo en estos meses ni una declaración de un responsable político, ni de un empresario turístico expresando su enorme procupación por la situación interna de Thomas Cook.

 

Ahora todo el mundo empresarial con el apoyo de los políticos pide ayudas y compensaciones después de una temporada turística que, a pesar de los vaivenes no ha sido mala para nada. Seguramente hay que armar estos mecanismos.

 

Cierto es que no hemos conseguido un record más como en las últimas temporadas pero no hay que encender las alarmas por ello. Mejor dicho; hasta ahora no había que encender estas alarmas por que lo de Thomas Cook no es algo puntual y concreto. Es una señal. De hecho el efecto dominó ya se ha extendido con Neckerman y seguramente no será la última víctima de esta crisis.

 

Hasta ahora nos habíamos pensado que con la ventaja de la seguridad y de la calidad éramos invulnerables a todo. Pensábamos que nuestra industria turística, con una mínima fortaleza, lo aguantaba todo. Ahora vemos que estábamos equivocados.

 

Hay que ponerse a trabajar ya para pescar en el turismo de otros mercados y buscar sobre todo diversificación. Imagínense que pasaria si otro monstruo como Tui diera señales de debilidad. Ni quiero imaginar ese escenario.

 

Thomas Cook enciende la alerta máxima
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