jueves. 09.05.2024

La tortura del Black Friday

Black Friday, Ciberweek y términos semejantes hace tan solo una década nos sonaban a vocablos extraños y muy lejanos. Eran costumbres de estas americanas que nosotros nunca adoptaríamos como el Halloween o el Día de Acción de Gracias. Nosotros ya teníamos nuestras tradicionales REBAJAS y eran lo más....

 

Cuanto hemos cambiado en tan poco tiempo. Y es que en pleno noviembre es imposible no leer Black Friday en un mail, un cartel, un banner publicitario al menos veinte o treinta veces al día y eso sin contar los videos o las cuñas de radio. No hay campaña publicitaria más machacona que esta. Ha superado con creces a las rebajas y por su puesto a la Navidad y Reyes.

 

Ha hecho bascular completamente el calendario de ventas y ofertas de los comercios pero también de las grandes empresas productoras que ya no lanzan sus novedades justo antes de navidades sino antes del Black Friday. También ha cambiado completamente nuestra manera de comprar. Ahora hay que consumir. Hay que hacerse con los regalos de Navidad un més antes de las fiestas 'porque vale la pena'. Incluso hay que dejar de comprar las semanas antes por que cuando llega el Black Friday todo es mucho más barato.

 

Entonces vivimos un boom de un total desatino y sin lógica alguna que hace que compremos sin freno aunque sea para presumir de haber conseguido el chollo más monumental.

 

No me malinterpreten por favor. No digo de ninguna manera que no tengamos que consumir. Nuestros comercios estan necesitados de un gasto que hemos contraido de forma brutal en los últimos meses a causa de la pandemia.

 

Lo que si afirmo es que hemos llegado a un grado de esclavitud en busca de la oferta sin precedentes. Y lo más duro de todo es que es muy complicado escapar de esta tortura. Google y Facebook lo saben casi todo de nosotros; gustos, aficiones, que ropa solemos comprar, que marcas nos gustan, incluso nuestras tallas.... etc. A partir de aquí llegan los anuncios más personalizados que nunca. Y cuesta mucho resistirse... Para que nos vamos a engañar, yo tampoco puedo.

 

Lo cierto es que a pesar de esta tortura publicitaria, este va a ser un Black Friday mucho más triste y seguro una navidad más pesada. Y no hablo del aspecto anímico o psicológico. Este ya lo doy por supuesto con la terrible prueba por la que estamos pasando con la pandemia.

 

Hablo de la tristeza y de la desolación económica. El comercio local está al límite y mucho me temo que no superará en buena parte esta etapa. Seguramente en los próximos años veremos otro Black Friday muy diferente a lo que hemos vivido hasta ahora. Como también viviremos un comercio muy diferente al actual.

La tortura del Black Friday