jueves. 02.05.2024

La catarsis del comercio balear

Renovarse o morir. Adaptarse o extinguirse. Este es el futuro al que se enfrentan casi todos los sectores económicos actualmente incluyendo hasta el que podría haver sido considerado hasta hace poco más tradicional como es la banca. Más internet que nunca, más tecnología que nunca y una racionalización de los servicios presenciales. Esto mismo sucedió con muchísimos negocios.

 

¿Os acordáis de los prácticamente extintos videoclubs? Este debate aún sigue hoy vivo con mucha virulencia con la guerra del taxi que estamos viviendo ante los nuevos sistemas de transporte derivados de la aplicación de internet a la vida moderna.

Digo todo esto por que el siguiente sector que tendrá que dar el paso, al menos en Baleares, si no lo tendría que haber dado ya hace tiempo es el del comercio y más en concreto el del pequeño y mediano comercio.

 

Los datos del estudio publicado por CAEB y la Fundación Impulsa son demoledores en muchos sentidos. Al comercio le falta digitalizarse pero sobre todo asumir los valores de esta nueva era de la inmediatez y el clic.

 

Los comercios baleares invierten mucho menos que el resto en formar a sus empleados en materia digital, dedican menos esfuerzos en estar en redes sociales, muchos de ellos no tienen webs y no hay estrategias para competir también en la red.

 

Si se ve el vaso medio lleno podemos decir que aún hay mucha oportunidad de negocio por aprovechar. Si lo vemos medio vacío debemos entender que posiblemente ya se llegue tarde y no se pueda recuperar este negocio.

 

No se puede ser competitivo abriendo un establecimiento y esperando que el boca a boca de antaño funcione. No basta ya tener buen producto, ni buenos precios, ni un genial servicio. Todo esto se le presupone de entrada a cualquier comercio.

 

Ahora hay que ser original, agtrevido y sobre todo diferente, tanto en la realidad analógica como en la digital. Entre los pequeños se impone de una vez por todas un frente común para conseguir que su voz se oiga y que se consiga un equilibrio comercial. Pero antes, hay que asumir que el consumidor ha cambiado y quiere comprar libremente, sin estar atado a horarios ni incomodidades. Y esto va a más.

 

Se avecina pués una catarsis que ya ha empezado y a lo bestia. El comercio debe ser uno de los pocos sectores en los que hoy día, hay menos empresas que antes de la crisis. Eso sí, estas empresas son más grandes i tienen contratadas a más personas.

 

¿Estamos ante el fin del comercio tradicional? ¿Hay que reformular el concepto de comercio de proximidad? ¿Puede sobrevivir hoy día un comercio sin contar con internet? Ustedes mismos respondan y lleguen a sus conclusiones.

La catarsis del comercio balear
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