Se nota que hace rato que la economía española no está en crisis y que estamos remontando a pasos agigantados si bien no podemos obviar que se ciernen algunos nubarrones en el horizonte.
Digo esto por que nuestra economía no está sana como un roble ni mucho menos. Tiene algunos virus que generan inestabilidad y temor y esto a los inversionistas les suena a alergia a la hora de mover el dinero. Uno de los factores más determinantes en este sentido es la inestabilidad política en la que vivimos inmersos desde hace rato. La inexistencia de mayorías firmes mediante alianzas que permitan gobiernos de larga duración alimenta este momento y lastra el crecimiento.
Ahora nos vemos abocados a unas nuevas elecciones en las que, una vez más, no se ve nada claro a tenor de las encuestas que se nos presentan a diario. La mayoría matemática de las derechas no está garantizada y es más, el tripartito entre populares, ciudadanos y los nuevos de VOX, no garantiza tranquilidad ni estabilidad. Tampoco es nada halagüeño un panorama liderado por el PSOE con un Podemos venido a menos por que precisaría una vez más de sumas ininteligibles multi siglas. A tenor de lo que ha pasado con los presupuestos de Sánchez la cosa no pinta bien.
Lo realmente preocupante es que en estos momentos preelectorales, un tema tan prioritario como es la economía y el paro han desaparecido de la realidad y de las agendas mediáticas de los líderes de los partidos. El tema es España, como concepto de nación, como articulación territorial. El tema es hablar de algo que parecía superado.
Un país con un paro de más del 14% no puede permitirse el lujo de que sus políticos no lancen propuestas ni hablen de ello. Un país con unas previsiones de crecimiento cada vez más bajas no puede estar pendiente de matemáticas parlamentarias cada dos días para ver que medidas económicas avanzan y cuales no. No podemos olvidar que pasaremos de un 2,5% de aumento del PIB a un 1,9% en 2020 siempre que las previsiones más optimistas se cumplan.
Señores políticos hagánselo mirar y sitúen el debate en aquello que es necesario para los ciudadanos. Pongan sobre la mesa medidas para crear empleo, para ayudar a la gente, para estar al lado de los empresarios, para conseguir un reconocimiento real del trabajo de los autónomos. Si no es así corremos el peligro de repetir errores del pasado.
