miércoles. 08.05.2024

Macrocabreo

Mira que me gustaría mantener la lengua en mi boca y no decir (como madre de tres dragones que soy) nada al respecto. Pero va a ser que NO. Que no puedo entender, al igual que seguro que muchos lectores, qué diablos ha pasado con los estudiantes juerguistas de vacaciones en Mallorca. Como decía aquel, ¿aquí no hay una policía?

Porque vamos a ver, que yo sepa hemos sido de las comunidades con medidas más restrictivas y duras de todo el país bajo la esperanza de “salvar la temporada” y todo lo que nos da de comer, nos hemos comido las uñas en casa mientras nuestros hijos adolescentes se nos subían literalmente por las paredes.

Esos mismos que han tenido que acabar ciclos como la ESO o Bachillerato haciendo malabarismos entre clases virtuales y presenciales por grupos burbujas y bla bla, esos que este año no han ido ni de excursión, ni de museos, ni de viajes de estudios, esos que han cumplido la mayoría de edad encerrados con sus papis y hermanos en lugar de lo que (honestamente) habríamos hecho todos en su lugar.

 

Esos mismos que han sudado tinta china para sacarse una nota alta en la EBAU a pesar de las piedras (no pocas) en el camino hacia su futuro, esos mismos que no hemos podido ver graduarse en sus colegios e institutos y lo hemos tenido que hacer agazapados delante de un portátil a tamaño mosca mientras nos secábamos las lágrimas de emoción a pesar del cabreo de no poder vivirlo “de verdad”.

 

Esos mismos jovencitos que ni se les ha pasado por la cabeza decirnos: mamá, papá, que nos queremos ir de juerga a Madrid o Barcelona para celebrarlo. Y si se les ha pasado, les hemos dicho que no. Esos....los nuestros. Los de aquí. Els nostros nins.

 

Tantos y tantos jóvenes de nuestra comunidad que han llevado todo lo dignamente que se puede llevar a estas edades, unas restricciones que mermaban todo aquello que todos hemos hecho cuando éramos jóvenes. Se han adaptado, con mejor o peor resultado, pero la gran mayoría, lo han hecho a pesar de todo.

 

¿Y van unos illuminatis y nos traen hordas y hordas de adolescentes con hormonas en ebullición de tenerlas encerradas en sus respectivos lugares de origen? ¿Pero ésto qué és? ¿Quien ha tenido la brillante idea de organizarles fiestones encerrados en recintos como una plaza de toros? ¿Pensaban que iban a quedarse quietecitos a dos metros unos de otros? ¿Que iban a hacer macramé? ¿Que llevarían agua en cantimploras al salir de excursión? ¿Que por las noches los pasillos del hotel no parecerían las 24 horas de Le Mans? Yo es que lo flipo con siete efes.

 

Todos sabemos como son los viajes de estudios. Y si no lo sabemos, nos lo imaginamos. ¿Hasta aquí todos de acuerdo? Ok, entonces yo me pregunto, los padres de los chicos que nos han “arrojado” a la isla, ¿eran plenamente conscientes del “programa de actividades” que les han pagado a sus retoños? Porque si no, no me lo explico. A mi mi hijo/a me dice que entre sus planes está el de irse de botellón piscinero, excursión monteañera con cubos (literlal) de alcohol o macrofiesta reggaetonera y te digo que se me oye gritar en Samoa. Y no soy nada anticuada, eh? Pero, joer que no me chupo el dedo.

 

No señores, no se puede organizar algo así. Tampoco podemos consentir que vengan miles de jóvenes a vivir unos días, como si no pasara nada, como si el virus se hubiera ido de vacaciones para dejarnos el archipiélago a nuestras anchas.

 

Que no y que no. No todo vale con tal de facturar unos miles de euros. Que esto no ayuda nada señores, que esto lo empeora todo. Que esto nos pone en el foco de atención y encima para mal. Con lo que ha costado tener unas cifras relativamente controladas. Es que me pone furiosa.

 

Y luego extraña que a la gente que se caliente la tecla en Twitter respondiendo a los supuestos “secuestrados” que han tardado cero coma en llenar las redes con sus mensajes indignaditos por, en palabras textuales, “amargarles el viaje”. Si tan mayor eres para coger un barco y venir a Mallorca a lo que todos sabemos, eres mayor para pasar una cuarentena a todo trapo. Punto pelota.

 

¿Que justamente tú llegaste ayer y no fuiste al concierto? Pues al parecer en algún momento te debiste de cruzar con algún positivo y aquí al final se aplica en manada lo que a todos, que más vale prevenir, y no creo que al heraldo público le apetezca gastar ni un euro más de la cuenta, que no está el horno para bollos. “Amargados y secuestrados” dicen...

 

Anda que les iba yo a amargar, pero no a ellos, que al fin y al cabo son adultos en construcción. ¡A los padres, a los organizadores, a los cómplices y a todo quisqui que tuviera ciertas competencias para evitar este caos! ¿Y sabéis una cosa? Que gracias pueden dar de estar en un hotelazo de cuatro estrellas con vistas al Paseo Marítimo y no una pensión del tres al cuarto en un rincón de la isla. Ajo y agua.

 

Y por si la peli no tuviera suficiente emoción ¡van algunos y se fugan! ¡Ni que estuvieran en Alcatraz por favor! Pobre cuerpo nacional de policía interceptando chavales a punto de embarcar por todas partes. Mare meva del Sant Roser.

 

Este es el nivel. Espero que se aclare todo, que los de arriba pongan orden y se pongan sanciones ejemplarizantes a los responsables de tamaño agravio. Que ya tenemos suficiente con controlar nuestros jóvenes como para tener que hacer de “polis de guardería”. Poco nos pasa señores.

 

P.d. Ya estoy vacunada, gracias. Las dos dosis. Y no, no me no me quito aún la mascarilla en la calle. ¿Queremos comer todos, verdad? Pues eso. Voy a prepararme un martini agitado, que lo necesito.

Macrocabreo