viernes. 26.04.2024

Todo sigue abierto

Una de las características de las Bolsas actuales es que todo pasa de forma simultánea, una cosa y su opuesta, y un buen ejemplo de ello lo hemos tenido la semana pasada. A lo largo de las cinco sesiones hemos visto a los inversores descontar las noticias y los resultados empresariales con alzas y bajas sucesivas, para terminar la semana con buen tono en la sesión de cierre del viernes y con subidas suaves de los índices en general, con algunas excepciones como el Nikkei y nuestro Ibex, que han bajado en la semana un 0,8%. La tónica general fue de ligeras subidas, con el S&P y el Dow ganando algo menos del 1%, el Eurostoxx el 0,5%, y el Dax y el Cac casi planos en la semana. Por su lado, el MSI Emerging Markets en dólares ha subido un 0,7%.

 

En las Bolsas americanas se acumulan ya tres semanas seguidas de alzas, pero, pese a ello, es dudoso que podamos afirmar, de momento, que el "rally" haya cogido tracción. Por el contrario, ante las noticias mixtas que los mercados reciben de las empresas y de la economía, todas las opciones siguen abiertas.

 

Un ejemplo de señales mixtas son los resultados empresariales que se van conociendo. Los de los grandes Bancos americanos no han estado mal. Sin ser extraordinarios, han sido buenos. En la banca universal los menores ingresos se han compensado con menores gastos (por ejemplo, en el caso de Citi, menores gastos por litigios) y con algunos beneficios no recurrentes. La banca de inversión, como Goldman, cuyo beneficio neto cayó un 40%, ha ido peor, pero tampoco ha habido desplome, y eso ha bastado para que el mercado reciba en general los resultados bancarios americanos, incluido Goldman, con ligeras subidas en las cotizaciones. Como ha dicho Jamie Dimon, CEO del mayor Banco americano, JP Morgan, los resultados del tercer trimestre han sido "decentes" ("not great but pretty good") en un entorno muy complicado para la banca, por los bajos tipos de interés, la volatilidad de los mercados y el crecimiento global a la baja, un entorno en el que, en palabras del citado Dimon, todo lo que sea no perder dinero es ya en sí mismo un éxito.

 

En otros sectores vemos peores noticias. En distribución Wal-Mart, considerada por muchos el barómetro del consumo norteamericano, ha hecho su segundo "profit warning" en pocos meses, y en alimentación, Nestlé también ha tenido que reconocer que la desaceleración de China y de la zona euro afectará a sus ventas. Intel y ASML también han dado malas cifras, por la debilidad del sector de semiconductores, mostrando así que el "global slowdown" empieza a reflejarse en todos los sectores.

 

Pasando al plano macroeconómico, la balanza comercial china de septiembre que se publicó el pasado martes muestra una impresionante caída de las importaciones y una menos importante, pero igualmente fuerte, caída de las exportaciones. En Japón la producción industrial ha empeorado en septiembre, en la zona euro la encuesta ZEW de expectativas ha dado malas señales y en EE.UU. el Libro Beige muestra un crecimiento moderado, y los datos de ventas minoristas son débiles, si bien el índice de confianza del consumidor de Michigan ha salido mejor de lo esperado.

 

Lo normal ante estos indicadores es pensar que la Fed no subirá los tipos este año, que el Banco de Japón puede aumentar de nuevo sus estímulos y que el BCE puede ampliar su programa de compra de bonos del Tesoro, o ampliar los activos objeto de compra, comprando bonos privados.

 

Y lo normal también es pensar que esto va a gustar a los inversores, en un mercado que sigue muy aferrado al apoyo de los Bancos Centrales. Ahora bien, saber a ciencia cierta qué piensan o qué quieren los inversores es cada vez más difícil, y por ello es también difícil hacer una lectura de la calma que hemos visto esta última semana en los principales índices. No hay que excluir que la indefinición de las Bolsas que hemos visto la semana pasada sea simplemente el resultado de la confusión y el desconcierto de los inversores.

 

Unos inversores que no saben muy bien si quieren que la Fed suba tipos o que los deje intactos. Cuando la Fed no subió tipos en septiembre las Bolsas reaccionaron a la baja y todos pensamos que a los inversores no les había gustado el "lower rates for longer" de Yellen. Pero tal vez fue la sugerencia de una posible subida de tipos antes de fin de año lo que no gustó a los mercados. Las declaraciones de miembros de la Fed no ayudan a clarificar nada, ya que, por ejemplo, la semana pasada hemos visto a dos miembros del Consejo de la Fed decir que no creen que deban subir los tipos este año y, sin embargo, a la presidenta Janet Yellen decir que le gustaría subir los tipos este año si la economía sigue fuerte.

 

En definitiva, lo normal es pensar que los mercados celebrarían unos mayores estímulos monetarios del BCE y del Banco de Japón y que en principio prefieren que la Fed deje los tipos como están. Si esto es así, en nuestra opinión el BCE, el Banco de Japón y la Fed les van a complacer, ya que van a prolongar su modelo de liquidez y tipos bajos.

 

Con estas dudas entramos en una semana llena de datos económicos y llena de resultados empresariales, en la que además hay media docena de comparecencias de miembros de la Fed y reunión, el jueves, del BCE. Más de una quinta parte de las empresas del S&P presentan sus cifras, entre otras IBM, Morgan Stanley, Bank of NY Mellon, Coca Cola, Amazon o American Express. Hay numerosos datos económicos como los datos preliminares de PMIs de octubre de manufacturas y servicios tanto de la zona euro como de EE.UU., la balanza comercial japonesa de septiembre, y el ya publicado (domingo de madrugada) dato del PIB del tercer trimestre de China, cuyo crecimiento se esperaba inferior al 7%.

 

El cierre del pasado viernes tuvo muy buen tono en general en todas las Bolsas, sobre todo en las americanas, que encadenan tres semanas de subidas, y ese cierre tal vez esté anticipando el "rally" de fin de año. Nuestra idea sigue siendo, como decíamos al principio, que todas las posibilidades están abiertas, pero el apoyo de los Bancos centrales va a ser muy grande y, en base a ello, nos inclinamos a pensar en una semana y en un cuarto trimestre llenos de volatilidad, pero ligeramente alcistas.

 

 

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Todo sigue abierto