jueves. 02.05.2024

¡Qué calor!

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A las puertas del verano, apretando ya las altas temperaturas y alargándose los días hasta el infinito, llega el momento de disfrutar de vinos más ágiles. Justo ahora es cuando todos nos volvemos muy pesados con el tema de tomar el vino más frio de lo habitual. No lo comparto pero entiendo que el cuerpo nos pida algo más ligero. Quizás el gran problema reside en querer apagar la sed maltratando el vino. Para tal efecto, es recomendable primero sofocar el calor con agua y dejar el vino al margen, pues tampoco fue concebido para paliarlo.

 

Si de todas formas insistes en ello, aquí te dejo algunas pautas a seguir para disfrutar del vino sin cabrear al sumiller. En casa, haz lo que quieras.

 

Apostar por vinos jóvenes: los vinos jóvenes, sin crianza alguna o criados ligeramente en depósito no de madera, suelen ser vinos más ligeros y de sensaciones más frescas, centrándose en mostrar la parte más frutal de la cepa con la que están elaborados. Eso ocurre tanto con blancos y rosados como con tintos. Joven no tiene porque significar “del año”. Hay vinos jóvenes fantásticos que son mejores en su segundo o tercer año de embotellado ya que en el primer año de vida pueden ser extremadamente ácidos o simplemente poco expresivos. La uva albariño, contra todo pronóstico para muchos consumidores, suele ser una de estas variedades que da más placer a partir del segundo año de botella. Para los muy fans del vino de Rias Baixas y que rompe con el tópico del vino del año les recomiendo Palacios de Fefiñanes III año 2013. Vino sin barrica que aparece siempre al tercer año de la vendimia. Fantástico ejemplar de la zona gallega del Valle del Salnés.

 

Hablando de acidez...: La acidez es importante, es esencial para que un vino pueda perdurar en el tiempo y es, junto a otros elementos, responsable de la sensación de viveza y a la vez de refresco. Aunque aquí podríamos debatir largo y tendido sobre los umbrales de cada uno, si hay una variedad que borda este concepto esta será la uva Riesling. Disfrutar en verano de un Riesling alemán joven (sí, los de rosca) es uno de los placeres que todos deberíamos probar en nuestra vida. Eso sí, vigilen con el elaborador porque hay mucho “liebfraumilch” más bien mediocre y con mucho “maquillaje”. Por un módico precio encontraremos preciosos ejemplares para todos los gustos desde los vinos del palatinado, más tropicales, o Moselas para los que amen la acidez de una manzana verde. La cuvée Quarzit de Peter Jakob Khün de la zona del Rheingau, al norte del Nahe es un buen ejemplo para iniciarse.

 

Pero no solo de blancos “bebe” el hombre: No claro, ahí están nuestros fantásticos rosados que mucho han mejorado en los últimos años huyendo de azucares residuales, coloraciones extremas o “recuerdos a piruleta” como muchos definen. Ahora que muchos han virado al estilo provenzal, hay vinazos en nuestro país que convencerán a cualquiera que dude del maltratado y denostado vino rosado. Mi sugerencia; Eólic Rose de Árid Vins. Rosado elaborado a partir de la uva Pinot Noir proveniente del Penedés. Un must para todos los bolsillos!

 

 

¿Tomamos un tinto hoy que estamos a 35º?: por que no. Pero ojo, calibren las energías. Aquí el abanico es amplio y menos es más; desde vinos más concentrados y coloreados pero deliciosamente refrescantes hechos por ejemplo con uva Bobal hasta los ligeros Callets, Fogoneu o Gargollassa de Mallorca de 12º que sí o sí son, a mi parecer, la quinta esencia del frescor en un tinto mallorquín. Dejemos el “megasupergranreserva” para otros momentos y el 99 puntos Parker para el cuñado. Dos ejemplos: Cualquier vino de Juan Antonio Ponce, su Pie Franco (PF) de uva Bobal elaborado en Manchuela para quien quiera color en la copa y mucha fruta negra, y Corrent 2016 de Toni Sureda de Son Vell en Manacor para quien quiera el otro extremo, color abierto y ligereza con uvas Fogoneu y Callet; no bastará una botella. Consejo, no pasa nada por tomarlo más frio de lo habitual ya que seguramente subirá de temperatura una vez en la mesa. Usar una cubitera con agua fría y algún cubito no se considera sacrilegio.

 

Ya pero yo el cava lo quiero muy fresquito: Bien, a tu favor tienes el carbónico que junto a la acidez siempre da sensación de refresco pero como tal, refréscate antes con otras bebidas como ya mencionaba al principio. Un Vichy con rodajita de limón te ayudará. Si aun así persistes, consume cavas de calidad de crianza corta o evita aquellos que hayan sido elaborados con uvas tintas. Apuesta por el brut nature, que no significa otra cosa que el espumoso es totalmente seco y la sensación de refresco será mayor. Maltratarlo “encerrándolo” en el congelador no es aconsejable. Seguro que alguna vez habéis experimentado esa sensación de beber granizado de cava llenando todas las copas a la vez (la presión expulsa el contenido fuera de la botella) porque alguien olvidó la botella en el congelador. Eso si no explota y monta un desastre en la nevera de tu madre. Mi apuesta, Vall Dolina Reserva Brut Nature de Can Tutusaus. Joven, refrescante, muy equilibrado y de cultivo ecológico.

 

Finalmente recuerda que en los días de bochorno y noches calurosas, viste ligero y fresco, usa colores claros, toma un par de duchas al día, evita comer bajo el sol, airea y ventila la casa, pon el aire acondicionado en el coche y bebe agua fresca pero por favor, no apagues tu sed con el vino ni pagues tu calurosa ansiedad con el sumiller; las neveras funcionan bien y la cubitera sí tiene hielo.

¡Qué calor!
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