miércoles. 08.05.2024

Llamada a la Perspectiva y al Sentido de Estado

Fácil es la crítica. No me gustaría estar en la piel de aquellos que en estos momentos están gobernando, ni en la de aquellos que en estos momentos críticos están sembrando más división. Con total convicción y sin remordimiento me permito decir que nos falta perspectiva. Perspectiva ante las estadísticas con las que se intenta nublar nuestra razón. Perspectiva ante los daños colaterales que causan muchas decisiones políticas. Perspectiva para rectificar y para solidarizarse.

 

Diría que muchos de nuestros gobernantes han perdido, si es que alguna vez lo han tenido, sentido de Estado. Un sentido de Estado que va más allá de su dogma, de su doctrina de partido, de las falsas dicotomías entre lo privado y lo público.  

 

Son momentos de solidaridad, de unión, de colaboración, de empatía y de entendimiento entre las distintas administraciones, partidos políticos, agentes sociales y todo el sector privado y no de división y luchas de poder.

 

¿Donde esta esa estrategia contundente, consensuada y a medio y largo plazo que nos permita salir del agujero en el cual tanto el Covid como la administración nos han metido? Ambos son responsables de la situación, el primero por su mera existencia, la segunda por su excesivo margen de mejora en la gestión de la situación causada por el primero.

 

Estamos dando palos de ciego, viendo como nos hundimos, empleo, autónomos, pymes, la riqueza creada a lo largo de los últimos veinte años. Y ahí sigue nuestra administración, gran parte en home-office, algunos fardando de estar medio de vacaciones, cobrando el 100% de su salario, negociando su incremento salarial del año, quejándose de la desafección del pueblo, mientras que el sector privado está languideciendo, hundiéndose. ¿Realmente no sabemos hacer mejor nuestro trabajo que se nos ha encomendado?

 

Con la necesaria perspectiva, ¿no sería interesante unir fuerzas, admitiendo ese margen de mejora que tan aparentemente tiene la administración pública? ¿De sentarse conjuntamente, sectorialmente, público y privado, para en un primer paso conocer las dificultades reales de cada sector y en un segundo paso, atacar esas dificultades y poniendo las ayudas necesarias? El presupuesto público, ese PIB, esa nómina de funcionario y de dirigente político al igual que el sistema sanitario y de pensiones dependen de esas ayudas al sector productivo. ¿Donde están?

 

A parte de las ayudas tibias anunciadas el viernes pasado, que desde PIMEM Restauración hemos podido negociar, bienvenidas pero totalmente insuficientes para salvar nuestro sector, el de la gastronomía, ahora toca volver a tocar puertas, desde la mesa del diálogo y conjuntamente con el Govern Balear, para que desde el Gobierno Central apoyen al tejido empresarial balear, el más perjudicado a nivel nacional por esa mono-cultura del turismo. Y mientras tanto, perdemos tiempo, paciencia, empleo, tejido empresarial.

 

Los empleados zombis, todos aquellos que siguen en ERTE pero cuya empresa ya básicamente ha dejado de existir, y la desaparición definitiva de un porcentaje elevado de nuestro tejido empresarial arrasarán con los presupuestos de las comunidades autónomas y del Gobierno central. Me pregunto si no estaremos en breve ante un concurso de acreedores del Estado. La pregunta sería si el concurso estatal será uno fortuito o culpable por la muy mejorable gestión de algunos de sus dirigentes.

 

¿Porque es tan difícil escuchar? El proceso en sí parece más bien sencillo. Escuchar y meter toda la carne en el asador para encontrar las soluciones necesarias para salvar la economía, no solo nuestro sector, sino todos aquellos en riesgo de extinción por las restricciones impuestos.

 

Cuando se han pedido condonaciones de deudas con la administración pública, cuando se han pedido ayudas mucho más contundentes de las que se han ofrecido, no es por capricho, sino simplemente por instinto de sobrevivencia. En el momento en el cual a pesar de un dialogo social intenso las ayudas ofrecidas por parte de la administración son insuficientes, ineficaces e ineficientemente aplicadas, no es de sorprender que ese dialogo social se complemente con un movimiento mucho más llamativo, reivindicativo pero también mucho más peligroso para todos.

 

No son momentos para sacar la calculadora sino para sacar la artillería pesada. Ya llegará el momento para ver como se paga la factura. A momentos extraordinarios, gestos extraordinarios. Dejemos de andarnos con pequeñeces que tienen consecuencias nefastos a medio y largo plazo y hagámoslo a lo grande. Con generosidad, con perspectiva, con sentido de Estado.

 

Llamada a la Perspectiva y al Sentido de Estado