viernes. 19.04.2024

Barrido de Actualidad

Cuando el sistema democrático de una nación como Estados Unidos no es capaz de producir un líder mejor cualificado que un abuelo de 80 años que ostenta su cargo de presidente más por inercia y lobbies que por cualificaciones propias destacadas, hemos de preguntarnos si este sistema democrático representa el interés de la ciudadanía.

 

Cuando un país como Estados Unidos y sus aliados ocupan un país, gastan en él vidas propias y ajenas y una cantidad de dinero ingente, mayor que lo que el Plan Marshall destinó a la reconstrucción de la Europa de post-guerra y cuando cualquier supuesto logro alcanzado durante su ocupación de 20 años se vea barrido de la superficie de Afganistán en cuestión de días, echando la culpa únicamente a los propios afganos, hay que cuestionar la supuesta “intelligence” de lo que era el numero uno de las potencias mundiales.

 

Cualquier avance democrático, en derechos de los hombres y sobre todo de las mujeres de este pobre país se ve abocado al más absoluto fracaso y la eficacia y eficiencia y, peor aún, la ética detrás de miles y miles de millones de dólares supuestamente invertidos en un bien común, se convierten en un gasto efímero, difícilmente justificable y cuestionable.

 

Mientras que las mujeres de Afganistán temen por sus vidas y derechos más fundamentales, exponiéndose a tortura y muerte, en España estamos inmersos en discusiones políticas de un ridículo difícil de comprender y de superar. Nuestros políticos reivindican el lenguaje inclusivo y los derechos de unas minorías con preferencias sexuales digamos no “mainstream”, cuando ante la ley todos somos iguales y no deberíamos de diferenciar, ni positivamente ni negativamente, según color, religión, sexo u otro criterio.

 

Sabemos que los políticos no son capaces de resolver ningún problema real de la ciudadanía y que crean problemas menores para luego poder ofrecer soluciones a estos problemas supuestamente relevantes. Vemos como concejalas del ayuntamiento de Palma gastan más energía en feminismo y en LGTBI que en justicia social y familia, cuando estos dos conceptos forman igual parte de sus responsabilidades y si atiendan a la mayoría de la ciudadanía. Ante los problemas reales de la mayoría de los ciudadanos y sobre todo ante los problemas tan fundamentales que los ciudadanos de gran cantidad de países tiene alrededor del mundo, donde Afganistán es solo el último hito por la gravedad y actualidad de la situación, se me escapa como podemos seguir haciendo el ridículo de esta forma.

 

Fomentamos dudas sobre las preferencias sexuales en niños de temprana edad en defensa de una supuesta libertad, en lugar de construir fundamentos sólidos sobre los cuales construir una sociedad fuerte y segura. Fomentamos una sociedad con derechos y sin obligaciones. Fomentamos la división y los extremismos. Fomentamos la aceleración del ocaso de occidente. ¿Ante la falta de valores, ética y visión estratégica a largo plazo de nuestra clase política quizás no podemos aspirar a más, pero no deberíamos de ser capaces de reivindicar y conseguir el liderazgo de los mejores por el bien común?

 

Ante las noticias trágicas que nos rodean en estos momentos a nivel geopolítico hace todavía más daño ver como se malgastan nuestros maltrechos recursos públicos, para los cuales la mayoría de nosotros trabajamos durante la mitad del año para regalarlas a las arcas públicas, y lo poco que se hace para conseguir un avance real de nuestra sociedad.

 

Y ya que estamos con el ayuntamiento de Palma, donde la alcaldía sigue la misma estela que el Govern, reinando a golpe de decretazo y sin una estrategia clara de cómo conseguir su objetivo 2030, uno no puede dejar de preguntarse cómo este ayuntamiento va a mantener las supuestas zonas verdes de nuevos e impopulares ejes cívicos que está creando, como en Nurreduna, si Palma como ciudad se ha ido degradando a lo largo de los últimos años en una de las ciudades peor mantenidas. Malas hierbas, árboles sin podar, basura por doquier, calles sin reparar, aceras peligrosas, fachadas pintadas, autobuses ruidosos y contaminantes, y un sinfín de otras faltas de mantenimiento nos acompañan, desde hace varios años ya y se agravarán ya que esta administración no parece capaz ni de consensuar nada con sus ciudadanos, ni de ofrecer un mínimo de compromiso con el estado de mantenimiento de nuestra querida urbe, la cual ha ido cayendo en el olvido después de haber sido elegida “Best Place to Live in the World” por The Times en el 2015. Errare humanum est, perseverare diabolicum!

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