viernes. 10.05.2024

Palma cuenta con un nuevo hotel de cinco estrellas en su casco histórico. Se trata del Hotel Portella, un establecimiento de 14 habitaciones que han sido diseñadas por el prestigioso estudio parisino Festen, en su primer encargo en España con los más altos estándares de calidad, al mismo tiempo que abrazan la esencia y el encanto propios de la cautivadora capital mallorquina. Este hotel ya ha abierto las reservas con habitaciones a partir de 350 euros la noche.

La historia del propio edificio está íntimamente vinculada al arte y la rica cultura de la ciudad. Originalmente construido en el siglo XVll, este palacio albergó recientemente un museo dedicado al renombrado pintor español Joaquín Torrents Lladó. Como contemporáneo de Tapiés y del poeta Robert Graves, este artista figurativo hizo del edifico su hogar hasta su fallecimiento en 1993.

En su nueva fase, Portella conserva el espíritu del artista, honrando sus contribuciones al edificio durante su proceso de rediseño. Ubicado en el corazón del pintoresco casco antiguo, Portella comparte nombre con la puerta renacentista de La Portella, situada en el casco antiguo deMallorca, que data del siglo X y siendo uno de los primeros accesos principales a la ciudad. No es una mera coincidencia que el diseño del hotel gire en torno a la integración entre el espacio interior y exterior.

Algunas de sus espaciosas habitaciones pueden unirse para formar suites generosas de hasta 80m2, equipadas con cocinas personalizadas y bañeras independientes. Cada detalle del diseño se nutre del entorno, desde los cercanos Baños Árabes hasta los vínculos históricos con Italia, manteniendo al mismo tiempo una atmósfera apacible y acogedora.

El deseo de fusionar las tradiciones y la historia local se convirtió en el pilar del diseño del hotel por parte de Festen, persiguiendo la creación de “un refugio secreto, más que un lugar de moda”.

En su debut en España, Festen colaboró estrechamente con artesanos locales para materializar su visión, la cual prioriza la optimización del espacio, la luminosidad y la funcionalidad, mientras resalta características originales y los materiales autóctonos, como las impresionantes rejillas de ventilación de cerámica y la carpintería de las ventanas. Los suelos, hechos de terracota local, presentan dibujos inspirados en los de los Baños Árabes.

Las paredes, encaladas en tonos suaves, amplían el espacio y realzan su encanto acogedor, mientras que los muebles, confeccionados a medida en hierro y roble, se armonizan con las características originales del lugar o con piezas antiguas cuidadosamente seleccionadas tanto en España como en Francia.

Otra pincelada de autenticidad local la aporta la colaboración con la cristalería familiar Gordiola, cuyos 400 años de tradición y experiencia se reflejan en una exclusiva línea de lámparas diseñadas especialmente para el hotel. Portella es fruto de un proyecto de rehabilitación a medida, dirigido por el despacho de interiorismo Festen junto con el estudio de arquitectura GRAS Reynés Arquitectos. Este último, con más de 17 años de experiencia, ha desempeñado un papel fundamental en la adaptación del hotel, destacando por su enfoque personalizado y su capacidad para integrar la estructura de manera única en el entorno.

Comprometidos con la calidad y la sostenibilidad, GRAS Reynés Arquitectos ha diseñado el espacio llevando a cabo la reinterpretación de Portella como un espacio distintivo y cuidadosamente rehabilitado.

La familia Miró-Sans adquirió este histórico palacio hace 7 años y lo restauró con esmero. Portella está bajo la dirección y gestión de Enrique Miro-Sans, cuya hermana Inés, reconocida por su éxito en Casa Bonay de Barcelona, ha dejado su huella en la hotelería independiente, rompiendo las reglas en la ciudad. Aunque Portella es un proyecto autónomo, ambos hermanos comparten una visión innovadora de revolucionar la industria y crear un cambio real en la forma de gestionar los hoeles.

Juntos, están comprometidos en crear más establecimientos boutique tanto en el país como en el extranjero. Portella representa el segundo proyecto de la familia, siguiendo los pasos de Casa Bonay y otros proyectos ya en el horizonte. Minimizar interacciones innecesarias, clave para crear la “nueva hospitalidad”.

Al eliminar las interacciones innecesarias que a menudo consumen tiempo de relajación, Portella ofrece a sus huéspedes una experiencia que se inicia desde el momento en que el avión aterriza. Los clientes pueden esperar un servicio de recogida en la zona de reclamo del equipaje del aeropuerto, liberándolos de otras responsabilidades del viaje. Asimismo, Portella suprime los procesos convencionales de check-in a la llegada y las restricciones habituales de hoteles tradicionales.

Este lugar está diseñado para anticiparse a las necesidades de sus huéspedes, ya sea con reservas externas, como restaurantes o teatros, transporte terrestre o marítimo, o simplemente ofreciendo un menú basado en productos frescos del mercado ese día.

El menú puede personalizarse con prácticamente cualquier artículo o plato que se solicite. Ya no hay prisa para el desayuno: todos los días, hasta las 13:00 horas, se ofrece un completo servicio de cocina a la carta. Siguiendo la atmósfera de una típica casa mallorquina, la cocina se convierte en el punto central, destacando la espaciosa cocina abierta Lacanche, situada en el corazón del área de comedor. Una comunicación discreta antes de la llegada permite preparar todos los detalles necesarios para una estancia relajada en Portella.

Aunque el servicio se ha diseñado para ser discreto, ningún detalle ha sido pasado por alto. Las instalaciones comprenden un gimnasio de última generación Technogym, además de un hammam y servicio de masajes en la habitación. Las habitaciones están cuidadosamente provistas con ropa de cama de algodón de primera calidad y lujosas toallas de felpa de 600 g, junto con productos cosméticos y jabones de marcas reconocidas y sostenibles como Diptyque Paris. Los refrescos están incluidos en el precio de la habitación.

Abre el Hotel Portella, un nuevo cinco estrellas en el corazón histórico de Palma