Recientemente tuve la oportunidad de participar en una jornada sobre Diversidad Generacional, enfocada en la gestión del compromiso de las diferentes generaciones dentro de las organizaciones. Elena Cascante, directora del Observatorio Generación y Talento, nos ofreció una detallada visión sobre las cuatro generaciones actualmente presentes en el entorno laboral: Baby Boomers, Generación X, Millennials y Centennials.
Durante su presentación, exploramos el perfil sociodemográfico de cada una, así como sus valores, fortalezas, debilidades y creencias. Este análisis resultó fundamental para entender cómo gestionar los retos demográficos que enfrentan las empresas.
Sin embargo, poco se mencionó sobre la generación que hoy está aún en las aulas: la Generación Alfa, nacidos a partir de 2010, quienes ya comienzan a dar sus primeros pasos en la sociedad. Esta generación es notable por ser la primera que ha crecido completamente inmersa en la tecnología digital.
Desde el nacimiento, su entorno ha estado moldeado por dispositivos como smartphones, tablets y asistentes virtuales, que forman parte integral de su vida cotidiana. Mientras que generaciones anteriores, como los Millennials y los Centennials, se adaptaron progresivamente a la tecnología, la Generación Alfa la considera una extensión natural de su realidad, no como una herramienta externa. Para ellos, la tecnología no es un recurso complementario, sino un aspecto fundamental de su entorno diario.
Es probable que su educación también esté experimentando un cambio radical en comparación con la nuestra. Aún no podemos predecir con certeza el impacto total de la integración de tecnologías como la inteligencia artificial, las plataformas de aprendizaje en línea o la realidad aumentada en su desarrollo académico y profesional.
Lo que sí parece claro es que una de las características distintivas de la Generación Alfa será su capacidad autodidacta. Con acceso ilimitado a la información desde edades tempranas, tienden a explorar de manera independiente temas que captan su interés, lo que les otorga una ventaja en términos de aprendizaje continuo y en el desarrollo de habilidades transversales.
En cuanto a valores, todo indica que la Generación Alfa será una de las más conscientes e informadas desde muy temprana edad. Están creciendo en un contexto donde los temas sociales, como el cambio climático, la igualdad de género y la diversidad, ocupan un lugar central. Es probable que, al igual que la Generación Z, prioricen el “YO” —el bienestar y desarrollo personal—, y el “YA”,- valoren la inmediatez, tanto en la obtención de resultados como en la toma de decisiones-.
El mercado laboral al que se enfrentarán será significativamente diferente al actual. Se estima que muchos de ellos trabajarán en profesiones que aún no han sido inventadas. Para prosperar en este entorno, la Generación Alfa necesitará desarrollar habilidades clave como la adaptabilidad, la innovación y el pensamiento crítico, competencias que serán esenciales en un mundo empresarial en constante evolución.
Otro factor relevante en su desarrollo es la influencia de sus padres, principalmente Millennials. Esta generación de padres tiende a ser más protectora y está profundamente involucrada en la educación y bienestar de sus hijos. Esta sobreprotección podría derivar en una Generación Alfa más consciente, pero también más exigente consigo misma y con su entorno, orientada hacia el éxito personal desde una edad temprana.
En resumen, la Generación Alfa representa un cambio profundo tanto en la forma en que se relacionan con el mundo como en las dinámicas sociales y empresariales. Las empresas que sean capaces de comprender y anticipar sus necesidades no solo estarán mejor posicionadas para atraerlos como consumidores, sino que también podrán aprovechar las nuevas oportunidades de negocio que surgirán en este entorno en transformación. Es momento de empezar a tenerlos en cuenta: se avecinan grandes retos y, con ellos, grandes oportunidades.