jueves. 18.04.2024

“Los dineros” de todos

undefined

Decía un amigo mío, hombre de escasa formación académica pero dotado de un gran sentido común que dos son los motores que mueven el mundo: “Los dineros” (cito textualmente a mi amigo) y el fornicio (sin citar textualmente a mi amigo, aunque la palabra utilizada también empezaba por F ). Y así, y según mi amigo, ante la búsqueda de un titular llamativo y que le invitara a usted a leer esta columna de opinión solo tenía dos alternativas: el dinero y el sexo.

Y durante un par de días, el título de esta columna iba a ser “SEXO GRATIS”, plagiando a aquel gran anuncio de un taller mecánico en el que uno podía leer, cuando también apreciaba la letra pequeña, “sea cual sea tu SEXO te limpiamos el coche GRATIS”. Pero no, el sexo gratis tendrá que esperar. Esta columna se refiere más a “los dineros”, y en este caso a “los dineros” públicos, de todos.

Y esta introducción se debe a una actitud muy patria, que es el quejarse de todo. Muchas son las formas de meter mano en el dinero ajeno, ya sea este público o privado, pero lo cierto es que cuando es público, nos afecta a todos. Los detectives privados lo sabemos bien, ya que muchas de nuestras investigaciones tienen un trasfondo económico y su objetivo es destapar el fraude, que se produce en mil formas diferentes.

Pareciera que tal actividad debería ser si no aplaudida como mínimo comprendida, pero lo cierto es que nos gusta quejarnos de todo: los detectives privados actuamos bajo el control de las autoridades policiales, cumplimos la ley y destapamos el fraude, y sin embargo, la opinión pública y los medios en general se escandalizan por que se espía, se vulnera la intimidad, y demás tonterías fruto de la ignorancia.

Pues no: se espiaría si no se respetara la ley, o se vulneraría la intimidad precisamente si el trabajo no lo realizara un detective privado, a quien respalda su acreditación profesional y quien conoce limites éticos, profesionales, y alcance del secreto profesional.

Integrar a los detectives privados en la lucha contra el fraude de dinero público, en sus múltiples variantes, es solo una cuestión de legislación y de voluntad política, lo cual lo coloca en un punto bastante lejano al realista.

La clase política solo piensa en los detectives privados cuando alguno de los primeros es pillado por alguno de los segundos con las manos en la masa. Pero el colmo del asunto no es solo que este control social sea desaprovechado por la administración, que sí, que tendrán sus medios, pero a los que los detectives privados resultan perfectamente complementarios.

El colmo reside en que ese control ya existe: en múltiples ocasiones se emite un informe a petición de un cliente particular en el que se demuestra algún tipo de fraude a las arcas públicas (dinero negro, bajas fraudulentas, subvenciones irregulares, etc…), y ese informe que es perfectamente válido para su función judicial, es ignorado habitualmente por las administraciones públicas, dado que no existe un canal oficial para que los funcionarios utilicen los citados informes sin que les quemen en las manos.

Otros países, como UK, Suiza o los Países Bajos, tienen una visión diferente del asunto y contratan detectives privados para perseguir el fraude al dinero público con la soltura y la naturalidad de quien contrata un fontanero o un pintor. Países, por cierto, poco dudosos en su calidad democrática y respeto a los derechos de los ciudadanos.

En marzo del presente, es decir, dentro de poco más de un mes, tendremos la oportunidad de celebrar en Palma de Mallorca el congreso nacional de la APDPE, principal asociación del sector a nivel nacional y de la que me precio de formar parte. El eslogan escogido es “El detective privado: Compromiso social”.  ¿qué mayor compromiso social que luchar contra el fraude? ¿Qué mayor compromiso social, que apoyar en justicia que “los dineros” de todos acaben en buen puerto, y no en el bolsillo del más espabilado?  Los detectives lo esperamos con los brazos abiertos. Solo (entre comillas) hace falta la citada voluntad política.

Juan V. Cruz Marzá, CEO en Detectives Garbo

“Los dineros” de todos