sábado. 27.07.2024

Como agente de cambio social, Jesús Linares, estuvo 4 años en México liderando proyectos sociales y ambientales. Luego, en el 2007, recibe un entrenamiento personal de Al GORE, del que es Embajador Climático, justo después de que este recogiera el premio Nobel de la Paz. El ímpetu de Jesús es tal que en el 2008 es elegido como uno de los 100 colaboradores más activos de Al Gore en todo el planeta.

 

En 2019 recibe el premio de los New York Awards “Embajador Mundial del Cambio Climático” que recogerá en la fundación Ángel Orensanz de Nueva York junto a Michelle Obama, Leonardo di Caprio, Greta Thunberg, Kathleen Kennedy y Ndaba Mandela.

 

¿El Acuerdo de París debe sentirse como un gran punto de progreso?

Sin duda. Según Al Gore representa “el certificado de defunción de la economía fósil”. Es por tanto un claro aviso a navegantes, una señal inequívoca a la industria y a los inversores de cual es el futuro de la economía y cual es la ruta que nos lleva a él. Paris es un punto de inflexión histórico a partir del cual la bola de nieve ha empezado a rodar colina abajo, de forma ya imparable. Nos costó mucho llegar a él,  pero Paris bien vale una misa…¡y el planeta también!

 

Usted ha disertado junto al Presidente Barack Obama en la pasada Cumbre de Economía Circular y Innovación en Madrid en 2017 como experto invitado por HAC Leadership & Management de Nueva York, entidad que lidero el proceso de formación de líderes. ¿Qué opinas del legado climático que deja el presidente Obama?

Yo estaba en la cumbre del clima de Marrakech como observador internacional de la ONU con la delegación americana cuando Trump ganó las elecciones. Me decían “nos hemos acostado con el líder mundial en la lucha contra el cambio climático como presidente de EEUU y nos levantamos con el líder del negacionismo en su lugar” Este enorme contraste reafirma aún mas su legado climático, sobre todo en la ultima fase de su gobierno, con gestos muy claros hacia el medio ambiente. Por ejemplo, prohibió con carácter permanente las prospecciones nuevas de gas y petróleo en la mayoría de las aguas estadounidenses de los océanos Ártico y Atlántico. De hecho, ha protegido más de un millón de kilómetros cuadrados de tierras y aguas, más que ningún presidente de los Estados Unidos, incluida la reserva marina de Hawái, la mayor del planeta.

 

Su legado ha tenido indudablemente luces y sombras, como resultado de la fuerte oposición del partido republicano, pero en el ámbito climático destacaría su  compromiso con la transición energética y el fuerte carácter icónico de un presidente que nos hizo soñar con que el cambio era posible.

 

¿Qué papel puede jugar la tecnología en la lucha contra el cambio climático?

Mucho o poco. Me explico.

 

Tuve la fortuna de asistir a la Singularity University (SU) en Silicon Valley, una iniciativa de Google y la NASA para familiarizar a la sociedad con las tecnologías exponenciales. Allí comprendí la importancia brutal de la cuarta revolución industrial que cambiará todos y cada uno de los aspectos de nuestra vida.  Una revolución que abrirá toda clase de nuevas oportunidades. De hecho, según la SU en la próxima década esta revolución va a generar tanta riqueza como toda la que se generó en todo el siglo pasado. Este “tsunami tecnológico”, bien aplicado, es una poderosísima herramienta para acelerar la resolución de todos y cada uno de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU, incluido el 13, la acción climática, sobre todo en el ámbito de la economía circular.

 

Por otro lado, como precisamente nos decía Obama, el problema del cambio climático no es una cuestión de tecnología. De hecho, hace tiempo que teníamos ya la tecnología suficiente para haber actuado. El problema es de actitud, de valores, de decisión política, pues tenemos que cambiar tanto nuestro modelo de producción como nuestro modelo de consumo. Es ante todo una cuestión ética. Tan mala es la conciencia sin ciencia, como la ciencia sin conciencia. La solución al cambio climático solo vendrá  de un fuerte abrazo entre ciencia y conciencia, discurso y acción, razón y co-razón.  Se trata ante todo de pensar que mundo queremos dejar a nuestros hijos.

 

El cambio climático también afecta a la economía. Algunos sectores deberán afrontar cambios importantes. ¿Qué sectores de la economía se podrían beneficiar del cambio climático? ¿cuáles serían los "perdedores"? ¿Por qué?.

En el 2009 escribí como asesor científico de Greenpeace para cambio climático el informe “La crisis del clima: evidencias del cambio climático en España”.  En él se analiza los distintos impactos económicos en el territorio nacional para demostrar que España es uno de los países mas afectados por el cambio climático de Europa, entre otras cosas por la fragilidad de nuestro clima que es ya en sí un clima de transición. Existen  países en el que el balance de efectos se vuelve negativo sólo a partir de los 2 grados. Sin embargo, en España salimos perdiendo desde el primer minuto. Un ejemplo claro es la industria del vino. La migración latitudinal y altitudinal de especies típica del calentamiento global se traduce en este sector a tener que arrancar y replantar vides a cada vez mayor altitud. Al mismo tiempo, Inglaterra es ya un gran exportador de vinos espumosos.

 

¿Son las energías renovables la solución?

El hombre es un gran pirómano. Nuestro modelo energético se basa en quemar combustibles fósiles que la tierra eliminó de la atmósfera hace 300 millones de años durante el carbonífero. Ahora en tan solo los últimos 200 años, desde nuestra revolución industrial, el hombre ha vertido en nuestra fina atmósfera cantidades ingentes de carbono que procedían de otro ciclo, alterando todos los ecosistemas. No jugamos limpio con la naturaleza. 

 

Si, indudablemente las energías limpias son un elemento esencial para decarbonizar la economía.  Ahora bien no olvidemos que la transición energética descansa en un triángulo cuyos vértices son, además de las energías renovables,  el ahorro y la eficiencia energética.

 

¿Estamos a tiempo para revertir los problemas ambientales?

Estuve en la última cumbre del clima de Katowice en Polonia cuando los científicos del panel intergubernamental para el cambio climático (IPCC) de la ONU presentaron su informe en el que demuestran que nos quedan tan solo 11 años para que los efectos del cambio climático sean ya irreversibles. Hemos tardado demasiado en reaccionar. Otro informe de la OCDE demuestra que estamos ya en la sexta extinción masiva en el historia de la vida, que amenaza seriamente a la economía global,  y que la tasa de extinciones es 10.000 veces superior a la normal. Existe un movimiento mundial de niños liderado por la sueca Greta Thunberg haciendo huelga para despertar nuestras conciencias ¿Qué más necesitamos para reaccionar? Tick, tack, tick, tack.

 

Por último, usted ha sido uno galardonado como “Embajador Mundial en la lucha contra el cambio climático” en la mayor gala de habla hispana que se celebra en los Estados Unidos de América. Será premiado junto a personalidades que sin duda son referentes de la historia de la sociedad, Kennedy, Mándela, Luther King entre otros. ¿Cual ha sido su aportación a la sociedad  para haber sido parte de estos importantes premios?. ¿Cuáles son sus proyectos más inmediatos?

Aunque soy investigador en física cuántica, con el cambio de milenio estuve por compromiso social 4 años en México trabajando con proyectos de lucha contra la deforestación. A la vuelta a España recibí un entrenamiento personal de Al Gore en el 2007, justo después de recoger su premio nobel, como embajador climático. El me dijo “piensa globalmente pero actúa localmente” por lo que funde la ONG SUSTENTA en mi propio pueblo. Los videos de SUSTENTA tiene mas de 400.000 visualizaciones de 124 países, y organizado proyectos de sensibilización ciudadana que han llegado a mas de 20.000 personas.

 

Por otro lado, además de escribir libros y informes científicos sobre el cambio climático, soy un enamorado del emprendimiento verde. Tras ganar el OPEN MIND AWARD, el mayor premio de emprendimiento del gobierno regional, me enviaron a Hammarby, Estocolmo, a aprender el modelo sueco de sostenibilidad. Allí decidí abrir mi propia empresa tecnológica con el sueño de “hacernos los suecos”…’¡en el mejor sentido de la palabra¡ 

 

Por tanto, creo que el premio se otorga a un modelo de vida basado en el  compromiso social; a una trayectoria que descansa en un triángulo con 3 vértices: investigación para generar conocimiento, emprendimiento para cristalizarlo, y comunicación social para difundirlo.

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