sábado. 27.04.2024

La ventilación de los espacios cerrados es una de las recomendaciones que las autoridades sanitarias han incorporado al conjunto de medidas de prevención de la COVID-19, junto con el uso de la máscara, el mantenimiento de la distancia y las medidas de higiene.

 

Con el objetivo de contribuir a la reducción de los riesgos de contagio de COVID-19 en espacios interiores, un equipo de investigadores del grupo de investigación en Construcciones Arquitectónicas e Ingeniería de la Edificación de la Universitat de les Illes Balears ha ideado un modelo de sonda de control de la calidad del aire en espacios interiores, que permite hacer un seguimiento de los parámetros que pueden comportar un riesgo para la salud, entre otros, el riesgo de contagio por aerosoles del virus causante de la COVID-19.



La patente del sistema ya se comercializa con el nombre de Airea y se puede adquirir a través de la empresa ROBOTBAS, la cual se ha firmado un contrato de explotación comercial con la UIB. Esta empresa se interesó por la patente y el concepto tecnológico ideado por los investigadores de la UIB, y desarrolló el diseño final.

El dispositivo resultante de esta colaboración se puede ubicar en escuelas, oficinas, despachos, transporte público, gimnasios, hospitales, hogares, etc., y, en general, a cualquier lugar donde se quiera controlar la calidad del aire interior.

 

El sistema no solo valida la calidad del aire a partir de la concentración de CO₂, sino que también puede mesurar otros parámetros, como por ejemplo la presencia de los llamados TVOC (compuestos orgánicos volátiles totales) o el HCHO (formaldehído), por lo cual será de utilidad en una sociedad ahora más concienciada por la importancia del control de la salubridad en ambientes interiores, y no únicamente en estos momentos de incidencia COVID.

 

El sistema nace de la adaptación de una patente anterior del grupo, que consistía en el diseño de un sistema de control de ventilación cruzada para mejorar el confort térmico los meses de calor/verano. En el diseño inicial, este sistema ya incorporaba un modelo de control de la calidad de aire interior.

 

El sistema se instaló, en el marco del proyecto europeo Life Reusing Posidonia, a una promoción de viviendas de protección oficial de la IBAVI que se construyó a San Fernando (Formentera) y que fue merecedora del premio FAD de arquitectura 2018, entre otros.

Los investigadores de la UIB adaptaron los algoritmos de control del sistema a los requerimientos derivados de la situación causada con la pandemia por coronavirus, de forma que el nuevo sistema permite detectar cuando la calidad del aire anterior no es la adecuada y puede comportar riesgos para la salud.

 

El sistema también facilita la toma de decisiones de los usuarios, dado que indica cuando es necesario abrir para ventilar los espacios de manera natural con el objetivo de renovar el aire interior. Los avisos se hacen por medio de la iluminación por colores: el dispositivo emite una luz verde cuando los valores están en niveles normales; de color naranja, cuando la calidad del aire disminuye y, de color rojo, cuando se logran niveles que superan los máximos recomendados y es urgente ventilar el espacio. El sistema incorpora también una señal acústica para alertar el usuario.

Uno de las ventajas que aporta es que permite que se establezcan niveles adecuados de microventilación frente a la opción de ciclos de carga y renovación no continuados, de forma que la calidad del aire se mantenga estable. Esto impide que los usuarios se vean expuestos a niveles altos de concentraciones de aire insalubre, con niveles compatibles de confort térmico.

 

Además, el sistema fomenta el ahorro energético, porque permite compatibilizar la ventilación por salubridad con el uso de sistemas de climatización que no incorporen renovación mecánica o forzada de aire, como por ejemplo radiadores, suele radiando o splits. Por otro lado, también permite validar en tiempo real el buen funcionamiento de sistemas de climatización que sí que renueven aire.

La sonda puede medir en tiempo real el estado de los espacios interiores y transmitir los datos a distancia a través de WI-FI a un panel de control de usuario, porque se puedan hacer seguimientos de los espacios donde están instaladas o análisis temporales, y también conseguir predicciones que hagan posible un modelado de comportamientos.

 

Esta característica es de gran utilidad para las aulas y espacios docentes, dado que permite anticipar las decisiones sobre como ventilar este tipo de espacios a partir de análisis en intervalos de tiempos e incrementos relativos de valores de CO₂. De este modo, se pueden evitar las grandes pérdidas de confort térmico que ocurren cuando se ventila al 100 por ciento en los meses fríos, y, al mismo tiempo, validar la calidad del aire interior y la salubridad para los usuarios

La UIB diseña un nuevo sistema de control de la calidad del aire