En este artículo le voy a contar tres historias diferentes. Son solo las más recientes. Quién sabe, quizá encuentre un hilo y, al tirar, se desmorone todo.
Agencia 1, llamémosla Agencia X.
Hace escasas semanas llega a nuestra agencia de marketing un nuevo cliente. Hacía un tiempo que nos seguía, había conocido de nosotros por el éxito de algunos proyectos. Estaba insatisfecho con la que entonces era su agencia en Mallorca. Sin embargo, debido a su lógico desconocimiento en la materia, le costaba encontrar el motivo de la falta de resultados. La transparencia y comprensibilidad en nuestra comunicación le aportaron esa confianza que estaba perdiendo.
Al empezar, lo primero de todo es demandar la migración de las cuentas a la agencia anterior. Para nuestra sorpresa, al demandar el material, la agencia X nos insistió en recoger un pen drive que habían entregado varios meses atrás al cliente donde aseguraban encontraríamos todo lo necesario. El motivo que alegaban fue que el material era muy pesado y no disponían de espacio en la nube. ¿Una agencia de marketing online que desconoce el término “online”? La realidad siempre supera a la afición.
En el pen drive, sesiones de fotos del pleistoceno. Después de largas conversaciones, conseguimos hacerles entender que el cliente está en su derecho de reclamar los últimos contenidos y sesiones fotográficas que ha pagado, por si en el futuro les quiere dar uso. Que conste en acta, por si le ocurre a usted.
Por otro lado, en este pen no aparece la identidad corporativa. Finalmente, nos envían un archivo jpg y un png con el logotipo. Se vuelven a justificar con que la empresa que diseñó la identidad les facilitó solamente estos formatos, poniéndonos en copia en el hilo de una conversación en la que se ve claramente como fue la Agencia X quien les demanda esos archivos en concreto, y no los archivos vectoriales necesarios para una labor profesional. Les contactamos nosotros y, ese mismo día, nos envían lo necesario. ¡Habían estado creando contenido con fotos del logo con su fondo blanco y todo!
Al acceder a las cuentas en Meta para hacer campañas promocionales mediante Business Facebook, observamos como habían estado haciendo promociones con la herramienta de uso simple, como las podría hacer cualquier usuario al uso. No tenían ni si quiera configurado el píxel de Facebook para hacer acciones de remarketing. Publicaban los contenidos por duplicado igual en Instagram y Facebook, donde hacer uso excesivo de hastags está penalizado por el algoritmo. ¿Resultado? Escaso alcance y miles de euros tirados a la basura. ¡Una agencia que vende ser profesional en ese terreno!
Lo más triste de todo es que, según su web, trabajan para organismos gubernamentales y cuentan con algún cliente entre sus filas de renombre en Mallorca. Ante una situación así, no puedo evitar sentirme como la única persona que sabe que X engaña a un conocido, pero está feo romper una relación.
Agencia 2, llamémosla Agencia RIP, aunque con L final.
De esta historia han pasado varios meses, unos meses que se han hecho eternos para el cliente.
De nuevo, descontentos con los resultados, una empresa mallorquina apuesta por nosotros. En este caso, la migración de la cuenta nunca llegó. La agencia RIP había estado trabajando con un perfil de Facebook con nombre de empresa, error de primero de carrera. Los perfiles de Facebook deben ser reales para que, ante cualquier problema (que es solo cuestión de tiempo), pueda corroborar la identidad con un DNI. A esto, añadimos que no incorporaron ningún propietario más de entre su extensa plantilla. Ni si quiera al propio cliente.
Por ende, al tener la cuenta bloqueada, tras muchas apelaciones, no pudieron migrar la página a una cuenta de negocio funcional, haciendo perder al cliente su página en Facebook de años con cientos de clientes. Obligados a empezar de 0.
Lo de Google Ads ya no fue fruto de la ignorancia. O bueno, sí, si hablamos en términos jurídicos. El caso es que, en estos años he visto de todo, pero esta agencia se lleva la Palma.
Al finalizar los servicios con la agencia RIP, estos eliminaron todas las campañas pagadas por el cliente en Google Ads, anuncios, recursos y demás de manera irreparable. De esa forma dicen evitar que otras agencias conozca su metodología secreta. Esa que multiplica los resultados por el punto de partida al que te conducen, cero.
¿Resultado? El cliente ha perdido todo lo que tenía hasta la fecha. Eso sí, ha estrechado vínculos con sus abogados.
Agencia 3, llamémosla Agencia H porque es muda.
Esta agencia es un habitual para nosotros y representa a múltiples agencias multinacionales de bajo coste. La mayoría, compañías conocidas por otras facetas como la telefonía o el comercio, que se suman al carro de cualquier cosa.
Muchas personas consideran que es una buena forma de empezar e ir tirando. Hasta que se dan cuenta de que no han conseguido absolutamente nada. Y esta teoría se confirma cuando empiezan a trabajar con nosotros y tenemos que informarle de que no van a poder disponer de sus campañas en Google Ads porque dicha agencia trabaja desde su cuenta propia. Del proceso y su aprendizaje no verán nada. Tampoco de las labores de SEO para posicionarlos en buscadores en esas cuentas de Google My Business que trabajaron duplicadas. Solo les quedará algún que otro diseño plantillero en redes sociales y una sensación permanente de estafa.
La misma que comparten todos los clientes anteriores y provoca en este, mi sector profesional, un clima de desconfianza que sube un grado cada año, empezando a hacerse insoportable.