sábado. 12.10.2024

Reducir la burocracia, una exigencia inaplazable

«Me ha costado tanto abrir este hotel como llevar a la gente al espacio», comentaba el multimillonario empresario Richard Branson hace unos días en la inauguración del Hotel Son Bunyola en plena Serra de Tramuntana, concretamente en una finca de Banyalbufar. La frase, recogida por la mayoría de los medios de comunicación, es uno de esos ejemplos que explican por sí solos la excesiva burocracia que soportamos todos los españoles, no sólo los empresarios, sino cualquier ciudadano de a pie.

En el caso de los primeros, los que con su esfuerzo diario generan empleo o los emprendedores que quieren iniciar un nuevo negocio, la situación es insoportable. No en vano, ante las recientes Elecciones Autonómicas del pasado 28 de mayo, la simplificación y agilización administrativa fue una de las principales reivindicaciones lanzadas desde la patronal balear CAEB.

«Resulta necesaria una modernización, por parte de todas las administraciones públicas, que ayude a simplificar y sintetizar la normativa actual ya que en estos momentos existe una sobrerregulación que afecta a la competitividad de las empresas», argumentan los empresarios de Baleares. En el caso de los emprendedores, qué no decir de los autónomos, su situación es incluso menos halagüeña, ya que no disponen del respaldo de un equipo (más o menos amplio) o departamento que pueda dedicarse a desmarañar el cúmulo de normas y ‘papeleo’ que exige todo trámite administrativo.

Esta exigencia inaplazable también es una petición que llevan realizando desde hace largo tiempo las patronales nacionales CEOE y CEPYME, que impulsan la eliminación de cargas administrativas colaborando en este sentido desde hace 15 años con la Administración pública. Este trabajo conjunto ha supuesto un ahorro estimado de más de 1.600 millones de euros para el tejido empresarial, según cálculos de las patronales. Nos podemos hacer, cifra en mano, de una idea de su importancia.

Pero sigue siendo insuficiente. Por ello, tanto al Govern balear recién formado como al nuevo Gobierno que salga de las Generales del próximo 23 de julio, los empresarios les reclaman que debe llevarse a cabo una profunda reforma de la normativa estatal, autonómica y local. Una simplificación que ahorraría tiempo y costes empresariales, mejoraría la productividad de los negocios y, en su conjunto, repercutiría de forma beneficiosa también en los trabajadores y los ciudadanos en general.

"Una simplificación ahorraría tiempo y costes empresariales, mejoraría la productividad de los negocios"

Porque estos últimos, como tú y como yo, también padecemos la interminable burocratización española. Si no, echa la vista atrás y repara en la última vez que has tenido que realizar cualquier trámite con tu ayuntamiento o cualquier otro organismo supramunicipal o estatal. No es sólo que cada vez las citas previas se dilaten más ante el colapso generalizado, o que sean máquinas las que te van indicando cómo proceder entre la madeja de exigencias y ‘papeleo’. Es que encima parece que la situación se va complicando en lugar de facilitarse, sin que ni siquiera estemos aprovechando la rápida e incesante implantación de las nuevas tecnologías.

Uno de los últimos casos que he podido constatar tiene que ver con la reciente declaración de la renta. Incluso cuando uno quiere cumplir con su obligación y pagar sus impuestos, el Estado no se lo pone nada fácil. Aun contando con la ayuda de un gestor (más coste, obvio), como persona física los últimos trámites son personales y, si no lo tienes todo al día (certificado digital, actualizaciones de software, etc.) es posible que te obliguen a acudir presencialmente a una de esas oficinas públicas especialmente colapsadas. Toca pedir cita previa y rezar para que ésta llegue antes de que finalicen los plazos que tienes para hacer frente a tu responsabilidad como contribuyente.

Por tanto, estamos a la espera de que, tras 45 años de democracia donde la Administración pública en España no ha dejado de crecer para convertirse en un trasatlántico poco ágil, los nuevos gobernantes que lleguen a los respectivos ejecutivos acepten el reto, escuchen a la ciudadanía, cumplan con sus promesas y reduzcan la excesiva burocracia que a todos nos desespera.

Reducir la burocracia, una exigencia inaplazable
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