domingo. 05.05.2024

Era digital: innegables avances vs educación

Hace un par de semanas asistí con verdadero interés a la jornada dedicada a ‘Las nuevas adicciones en la era digital’ dentro del ciclo Los desafíos de la transformación social que organiza el diario Última Hora en colaboración con la Fundación ‘La Caixa’ y que está especialmente dedicado a los jóvenes. Una jornada que contó con la conferencia del psicólogo clínico y psicoanalista José Ramón Ubieto que, sin duda, fue de lo más amena, didáctica y aplaudida, junto con la charla posterior con expertos en la materia donde se expusieron los peligros por todos conocidos que acechan a los menores a través de las redes.

Entre las conclusiones que nos dejó Ubieto, me sorprendió que deseche calificar de adicción la dependencia que tienen nuestros jóvenes del uso de los móviles y las redes sociales, puesto que considera que esa palabra “sería hacer una descripción negativa de esta nueva realidad” que vivimos.

Adicción o no -creo que el término es lo de menos-, quedó patente durante las dos horas de charla y posterior coloquio que las nuevas generaciones, los ‘nativos digitales’ de las últimas dos décadas, tienen otra forma de crecer, de divertirse y de relacionarse, pero que, si algo no ha cambiado respecto a épocas anteriores, es que “sus primeros influencers somos nosotros, los padres, los adultos”, afirmó el psicólogo conferenciante. Y es una reflexión en la que no puedo estar más de acuerdo.

Ubieto citó, entre otros ejemplos, la imagen de Fin de Año en los Campos Elíseos de París donde los miles de ciudadanos que asistían a la entrada del 2024 prefirieron graban con sus móviles la celebración que vivirla con sus propios ojos. Sin duda, no es un hecho aislado. Cualquiera de nosotros habrá asistido a un concierto o cualquier tipo de evento donde los celulares son protagonistas absolutos.

Ni hablemos ya de los festivales infantiles, donde la cordura de los padres y/o abuelos ha pasado a mejor vida; tampoco de las jornadas profesionales, donde público experto atiende sus teléfonos móviles en mitad de mesas redondas o charlas más que interesantes; o incluso las propias tertulias o entrevistas televisivas, donde hay invitados que chatean o consultan sus dispositivos en pleno directo cuando la palabra la tiene otro invitado. Situaciones cotidianas de mala praxis, de exceso de uso o, por qué no, de falta de educación ante la necesidad de consultar algo, comentar cualquier detalle o, simplemente, subir una foto del momento de turno. Nada puede esperar.

Por el contrario, en la reciente feria turística FITUR 2024 celebrada en Madrid, he vuelto a comprobar la utilidad de las nuevas tecnologías, los inmejorables avances que nos proporcionan y el imprescindible uso de las redes sociales (no todas al mismo tiempo, cada cuál con su objetivo, sus claves y sus destinatarios identificados) a la hora de comunicar, de anunciar, de vender, etc.

Como periodista estoy habituado a ellas, ‘atado’ incluso en según qué momentos, pero entiendo y defiendo su potencial comunicador. No sólo las nuevas generaciones, sino la sociedad en general recibe la información de diferente manera, a través de nuevas vías, donde la inmediatez es fundamental, como también lo es mantener la credibilidad, un concepto que en las redes o la era digital parece olvidarse con demasiada frecuencia y que es uno de los grandes retos a los que nos enfrentamos.

Así pues, no podemos negar los beneficios de la tecnología, los avances ya indispensables que nos proporcionan las aplicaciones de nuestros móviles y el cambio de forma de comunicarnos que han traído las redes sociales.

Ante todo esto, los padres tenemos una doble responsabilidad (y no hace falta que nos lo recuerden los expertos): por un lado, seguir educando, controlando e incluso prohibiendo, si es necesario, sobre el (ab)uso de los móviles y, por otro, dar ejemplo a nuestros hijos y ‘desconectar’ de las pequeñas pantallas durante más horas o momentos del día, tal y como se lo pedimos a ellos, reduciendo nuestra propia adicción.

Era digital: innegables avances vs educación