jueves. 28.03.2024

Sinceridad radical

Las empresas son redes comunicacionales por donde circulan datos. Los datos son hechos y cifras sin procesar ni interpretar y sin ningún tipo de análisis. Los datos han de ser ciertos, completos, actuales, y relevantes. Con los datos no hacemos nada, porque necesitamos darles sentido y convertirlos en información.

 

El ultimo análisis clínico que usted se hizo no es más que una colección de datos que hay que interpretarlos para convertirlos en información. Entonces, su analítica adquiere sentido porque se compara con anteriores, con su historial médico, con la experiencia del médico y ahí tenemos información que permite tomar decisiones que le van a afectar a su salud. 

 

Pero no queda ahí la cosa: esos datos que hemos convertidos en información hay que destilarlos y transformarlos en conocimiento. No se pueden quedar ahí porque pueden ser útiles a otros y necesitamos expandir la información relevante para otras partes de la organización y a este proceso de transferencia se le llama gestión del conocimiento, que es la estrategia fundamental para afrontar esta rara etapa en la que estamos.

 

Pero esta es una sección de Personas y Estrategia. Si las empresas quieren desarrollar a las personas deben partir de datos fiables, que convertirán en información y luego en conocimiento. La empresa tiene que facilitar un proceso parecido en el que los datos acaban siendo la base del conocimiento. Y he aquí el núcleo de la cuestión: que muchas veces no disponemos de datos completos y útiles sobre nuestro desempeño. Una parte los obtenemos de nuestra propia reflexión y otra parte de la información que nos dan nuestros colegas, responsables y clientes. La información se diferencia de la comunicación en que esta necesita de un interlocutor que nos de feedback, mientras que la información no.

 

Obediencia no es compromiso

 

Kim Scott, consultora y coach que trabajó en Google, Apple y otras empresas de ese calibre, constató que, los procesos de comunicación en evaluación de desempeño, de mejora, de cambio, son más eficaces cuando se tienen en cuenta dos variables: preocuparse por las personas y ser directo, retando a los colaboradores.

 

Los líderes crean las condiciones para que los equipos puedan tener buenos resultados, a la vez que establecen buenas relaciones y mejor clima. Para ello una de sus responsabilidades es la de cuidar de las personas y de su trabajo. Ocurre que, a veces, se centran exclusivamente en temas profesionales y dejan a parte las características personales y emocionales de las personas y se centran en la tarea, dejando de lado aspectos humanos y de personalidad. El resultado es apatía y falta de implicación. Como máximo consiguen equipos obedientes y ese no es el objetivo, ya que se busca tener equipos comprometidos. Para ello hace falta demostrar que tienen interés por las personas.  

 

Cuando debemos de afrontar una situación incómoda de incumplimiento o bajos resultados aparece el dilema de ser sinceros o quedar bien. La opción de callarse o decirlo a medias tintas es popular, porque nadie quiere crearse enemigos o desmotivar a alguien. Maquillamos los mensajes y el resultado es que las personas no saben muy bien lo que se espera de ellos, o lo que han de mejorar o qué conductas deben evitar. Es necesario ser directos y decir lo que pensamos, siendo sinceros y coherentes, ya que es la manera más eficaz de ayudarles en su desarrollo. Para hacer esto de manera efectiva, Scott propone un esquema, aparentemente simple, pero que requiere un grado de madurez en los responsables. 

 

Sinceridad como estrategia

 

Kim Scott apunta que, si se fusionan estas dos ideas, preocuparse por el bienestar de los demás y atreverse a retarlos, no solo hace que se pierda el miedo a herir a los demás y a parecer que somos agresivos y odiosos, sino que nos negamos a consentir conductas que, si no afrontamos, nos obligará a tener que tomar decisiones más duras y dolorosas.

 

El ser sinceros y decir lo que pensamos pasa a ser una conducta exigible a cualquier responsable o compañero, pero no de cualquier manera. No hay cambio efectivo sin comunicación efectiva. Resumo con este grafico el modelo de Sinceridad Radical de Scott.

 

Sinceridad radical