jueves. 25.04.2024

¿Qué va a aprender este año?

Estoy viendo la serie Mind Field, creada por Michael Stevens, sobre temas relacionados con la mente y el comportamiento humano. Son 24 capítulos de una media hora y está disponible en YouTube Premium, aunque Google la puso en septiembre en abierto hasta final de año.

Es un lujo de serie: un presentador ameno y didáctico, una puesta en escena con muchos medios y un planteo científico y experimental que ayudan a entender como funcionamos y nos comportamos, en las mas diversas situaciones. Hay capítulos muy interesantes. No deja de sorprenderme la plasticidad de nuestro cerebro y sus infinitas posibilidades. Está en ingles, subtitulada en español. Es un estimulo que activa la curiosidad y abre el apetito del aprendizaje. Si puede, échele un vistazo.

 

No nos desarrollamos más porque no queremos o porque estamos distraídos en otras cosas. Tenemos la información disponible, la metodología a nuestro alcance y nuestro cerebro como conejillo de indias. He comentado en otros artículos la necesidad de mantener activo nuestro aprendizaje.

 

Renovar sinapsis, romper rutinas, aceptar retos, desaprender sin sentimiento de culpa, son hábitos que cumplen dos funciones: una, tomar conciencia de que “nunca seremos tan jóvenes como ahora”, si, todos, incluido usted, y dos, “eres tan joven como tus proyectos”. No es por mitificar la juventud, sino por añadir a la energía que tenga, la sabiduría incorporada por los años vividos. El viejo dicho de que “con la edad pierdes vista, pero ganas visión” es una buena verdad.

 

Estamos en tiempo de reflexión y cierre del ejercicio vital. Otro año más. Tiempo de buenos propósitos. ¿Quién no ha dicho “hasta aquí” o “esta vez me lo tomo más en serio”? Y a continuación se ha propuesto lo del gimnasio, lo de mejorar el inglés o salir más de excursión, o cosas parecidas. Lo más probable es que no haya tenido mucho éxito.

 

Estrategias simples para temas complejos. Sabemos lo que tenemos que hacer, lo iniciamos, pero perdemos fuelle al poco tiempo. Hay un enfoque que quiero compartir. En los procesos de coaching, suelo sugerir utilizar la técnica del “como si”.  Si quiere conseguir un determinado objetivo, trátese “como si” ya lo hubiera conseguido. Imagine que quiere perder peso, pues trátese como si ya lo hubiera hecho. ¿Cómo se alimenta una persona que tiene ese peso? ¿qué hábitos tiene? ¿qué conductas mantiene que le ayudan a no caer las tentaciones? Comportarse “como si” ya hubiera conseguido el objetivo.

 

Un consultor, Peter Bregman, nos hace una reflexión interesante.  El problema está en que normalmente estamos atrapados en el presente y prestar atención al presente nos mantiene en donde estamos. Solemos estar muy ocupados, trabajamos para que el día a día no nos desborde y nos centramos en temas que nos anclan en el presente. Revisar la agenda de un directivo es un sano ejercicio, porque nos dice en qué gasta el tiempo y a qué temas da prioridad. Suelen salir pocos temas de futuro. El día a día se come el tiempo y los temas relacionados con el futuro, como innovación o desarrollo, casi no aparecen. 

 

Hay una diferencia entre correr en una cinta y correr a un destino. No es lo mismo estar ocupado que ser productivo. El que corre en la cinta está ocupado. Para ser productivo hay que dejar el presente y centrarse en el futuro.

 

Hay algunas preguntas que ayudan en este proceso. No son nuevas, pero no por ello dejan de ser complejas. ¿Quién quiero ser? ¿A dónde quiero ir? Son cuestiones que marcan dirección. En las sesiones de acompañamiento, me interesa más la persona que será dentro de un año que la persona que es ahora. Por eso nos centramos en el futuro. El presente solo se puede arreglar si tenemos un enfoque de futuro. Dedicarle tiempo, cuando tenemos un presente complicado, que requiere respuestas inmediatas, es difícil. Por eso el futuro solo obtiene de nosotros un tiempo residual. Parece una contradicción, si desea ser productivo, debe dedicar tiempo a hacer cosas aparentemente improductivas.

 

En el deporte, si quiere correr una maratón, deberá estar en forma, entrenar y hacer aburridos estiramientos. Si quiere mejorar su liderazgo deberá dedicar más tiempo a escuchar a sus colaboradores, a formarse, a evaluar su desempeño. Podemos estar de acuerdo en que centrarse en el futuro es necesario, pero lo que nos hace sentir bien es resolver los desafíos del presente. “El truco de estar ocupado, nos dice Bregman, juega contigo para mantenerte alejado de las cosas aterradoras en las que aún no eres bueno y que aún no son productivas”.

 

Ahí está el reto para este nuevo año. Le propongo una reflexión sobre el diseño de su futuro y un trabajo relacionado en “como si” ya lo hubiera conseguido. Su desarrollo está en sus manos.  Active su curiosidad y abra su apetito a su desarrollo. Feliz año futuro.

¿Qué va a aprender este año?