miércoles. 24.04.2024

Parada en boxes

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Como consultor suelo recomendar a mis clientes de empresa que, de vez en cuando, paren, se salgan del día a día y analicen cómo están y cómo les gustaría estar.

 

Es lo que llamamos un “Pit stop”, una parada en boxes. En las carreras de motor es necesario para repostar, revisar niveles y el estado de las ruedas, hacer ajustes mecánicos y continuar con la carrera. Es una garantía para no quedarse tirado en mitad de la pista y ver cómo los demás te adelantan.

 

En los equipos directivos es importante que, como mínimo una vez al año, se alejen del día a día, dejen lo operativo y se centren y analicen lo estratégico.

 

Hay una anécdota muy ilustrativa. Dicen que había un leñador cortando troncos con su hacha. Pasó un vecino, lo observó mientras trabajaba y le dijo: “¿Has visto que tu hacha no está afilada?”. “Ya lo sé -le contestó- pero tengo tanto trabajo que no tengo tiempo de afilarla”. Hala pues, a continuar trabajando con el doble de esfuerzo y con una calidad mejorable. Todo por no invertir un poco de tiempo. Pero el día a día es tan absorbente…

 

En mi trabajo como coach de empresa facilito cosas parecidas. El coaching es un acompañamiento individual, que permite revisar y poner en practica conductas que le ayuden a hacer su trabajo de manera más satisfactoria, que pueda manejar situaciones más confortablemente, disminuir la tensión, desarrollar su potencial o llevar una

carrera profesional lo más parecida a la que le gustaría.

 

Es un proceso acelerador de sus capacidades para que pueda limar algunas cosas que no le favorecen y utilizar

habilidades que tiene ocultas o no valoradas. Normalmente es muy apreciado. Es bastante frecuente que en las sesiones salgan temas personales, que, si bien pueden apartarnos del objetivo propuesto, no conviene dejar de lado.


Hace años que trabajo coaching personal o life coaching. El objetivo es acompañar a la persona (no solo al profesional) en la clarificación de sus metas, ayudarle a conseguir algunos cambios o una mejora de relaciones. Todo aquello que le sirva para incrementar su bienestar emocional. El hecho de tener un espacio seguro donde poder hablar, reflexionar y decidir probar cosas diferentes es muy enriquecedor.

 

A diferencia de la terapia, en el coaching se mira solo hacia delante. Pararse y revisar las cosas que

le importan es una buena inversión. Tiene retorno.

 

Recuerdo una vez que en una sesión de coaching personal con una mujer, que quería cambiar algunas cosas de su vida que no le satisfacían, después de un silencio, me dijo: “Creo que para la próxima sesión voy a traer a mi pareja. Él no lo sabe, todavía, pero será beneficioso para ambos”.

 

Después de las consiguientes clarificaciones y de una entrevista con la pareja, para asegurarme que no necesitaban terapia, continuamos con sesiones conjuntas y algunas individuales. El resultado fue bueno, porque

reforzaron su relación y revisaron y acordaron metas comunes y metas individuales.

 

También para las parejas es saludable hacer un “Pit stop” y actualizar unas cuantas cosas. Las relaciones son como las plantas, que si no las riegas se mueren. Alguien dijo que “el secreto para que una pareja funcione es… que dure poco”. ¡Menuda inmadurez! Una vida en pareja implica un compromiso de vida en común. El enamoramiento no es sostenible y da paso a eso que llamamos amor, donde nos sentimos aceptados, validados y donde la pasión, la intimidad y el compromiso hace que permanezcamos en la relación cuando hay dificultades.

 

Somos conscientes de que el apoyo mutuo, el apego y la protección nos permite hacer frente a lo que venga.

Todo eso envuelto en respeto y comunicación.

 

La convivencia es compleja. El tiempo lo desgasta todo y hay que estar atento a los síntomas que pueden avisarnos de algún problema. Si lo detecta, no lo deje pasar. Las cosas no se arreglan solas. No se resigne a vivir una relación tensionada. Hable, escuche, ofrezca y pida. Llegue a acuerdos.

 

A veces somos contradictorios. Si escuchamos un ruido raro en el coche o se enciende una luz en el salpicadero, lo llevamos al mecánico. Si nos duele algo o no nos encontramos bien, vamos al médico a que nos cure. Si, a nivel emocional, hay algo que nos gustaría que fuera diferente, que creemos que se pueda mejorar, haga algo,

inténtenlo. Si no obtiene el resultado esperado o si se complica, no deje de pedir ayuda. Al fin y al cabo, lo importante no es lo que le pasa, sino lo que hace con lo que le pasa.

 

Ya sea como profesional, como persona o como parte de una relación, hacer una parada en boxes, es una manera de acercarse más al tipo de vida que quiere vivir. Es su responsabilidad. ¡Sea proactivo!

Parada en boxes
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