viernes. 03.05.2024

Lecciones de historia en los programas de Bienestar para empleados

Soy un firme admirador de la HISTORIA, con mayúsculas. Comprender el pasado nos ilumina el presente y evita que caigamos en los mismos errores. A veces, sin embargo, me pregunto si incluso conociendo el pasado, seguimos tropezando en las mismas piedras. Como si la historia no fuera solo un libro que leemos, sino una pista de baile donde seguimos los mismos pasos.

¿No aprendemos? La noción de ciclos históricos es un tema de debate recurrente, ya que, aunque no son repeticiones exactas, hay patrones y temas que resurgen en distintas épocas. Filósofos chinos como Confucio y conceptos como el Tao sugieren ciclos naturales, mientras que la filosofía india y su Karma insinúan repeticiones en vidas sucesivas. En Occidente, el Eclesiastés sentencia: "Lo que sucede ahora, ya había sucedido, y lo que va a suceder, ya sucedió". Una idea provocadora.

Las teorías son variadas: Ciclos Históricos que ven patrones de crecimiento, declive y renacimiento; Ritmo Histórico que justifica periodos de estabilidad y cambio; el Eterno Retorno que, según Nietzsche, supone una historia infinitamente repetida; mientras que otros sostienen que la historia avanza linealmente, con períodos únicos. Aunque las perspectivas varían, las similitudes con la actualidad son innegables.

Junto a mi amigo y doctor en historia, Senén de la Mata, reflexionamos sobre la guerra entre Rusia y Ucrania, comparándola con dinámicas geopolíticas y conflictos territoriales pasados. La anexión de Crimea (2014) evoca la anexión nazi de los Sudetes, y la caída de la Unión Soviética (1991) es paralela al colapso de los imperios Austrohúngaro y Otomano. Y así un montón de similitudes que, aunque no son equivalentes, suenan como ecos de ciclos previos.

En un giro contemporáneo, las empresas demandan ahora proyectos de Bienestar para los empleados. Esta perspectiva holística no solo fomenta la salud, sino que también trae ventajas. Las organizaciones anhelan innovar para asegurar que sus empleados estén en plenitud física y mental, optimizando la productividad y reteniendo talento. Cuidar a las personas es rentable. Los programas de bienestar mejoran el clima laboral al fomentar un ambiente positivo y solidario. Los empleados apoyados se sienten comprometidos y satisfechos, reduciendo el absentismo al manejar mejor el estrés. Los empleados saludables son productivos y atraen nuevos talentos. Un círculo virtuoso.

¡Volvamos a la Historia! En la antigüedad, Confucio (551 a.C - 479 a.C) sostenía que un líder debía demostrar empatía, respeto y cuidado hacia sus seguidores, logrando así resultados efectivos. Sus valores se basaban en el respeto mutuo y la responsabilidad.  Eleanor de Aquitania (1122 - 1204), figura influyente en la Edad Media, desafiaba normas al cuidar el bienestar de sus súbditos, promoviendo educación y arte. Su enfoque en el cuidado y desarrollo de las personas a su alrededor ayudó a mantener la estabilidad en sus reinos.

Robert Owen (1771 - 1858), antes de la Revolución Industrial, mejoraba las condiciones laborales y el bienestar de los trabajadores, convencido de que empleados felices serían más productivos. Sus enfoques resuenan hoy: respeto, empatía y cuidado de equipos conducen a resultados duraderos.

En última instancia, a pesar de la tecnología y cambios culturales, ciertos principios son constantes. Liderazgo comprometido, programas personalizados, comunicación clara y ambiente de apoyo son claves en proyectos de bienestar. Invertir en los empleados no es moda; es una estrategia inteligente que puede cambiar el juego empresarial. Priorizar la salud y el bienestar genera productividad y retiene talento. La lección de la historia es clara: el bienestar de los empleados no solo beneficia a individuos, sino que también impulsa el éxito empresarial. Como nos recuerda la Historia: ¡nada nuevo bajo el sol, pero todo por aprender!

Lecciones de historia en los programas de Bienestar para empleados
Entrando en la página solicitada Saltar publicidad