sábado. 20.04.2024

Las enfermedades silenciosas de las empresas

Supongo que la mayoría de ustedes se hace chequeos preventivos de salud para evitar sustos. Algunos son más generales, con más cantidad de pruebas para obtener información válida, otros, mucho más específicos, que consiguen un diagnóstico eficaz con muy poca información. Estos chequeos ayudan a prevenir y a solucionar algunas enfermedades silenciosas, que se inician y desarrollan sin que la persona se dé cuenta de que se está produciendo y, cuando lo hace, puede ser tarde.

En la actualidad, lo de ir al médico sólo cuando nos encontramos mal pertenece a un pasado remoto. Aún así, nos cuesta aceptar que vamos cambiando y evolucionando y siempre nos vemos más jóvenes de lo que realmente somos. A veces, hace falta una crisis para que tomemos consciencia de la nueva situación. La  de los 40, por ejemplo, es un momento perfecto para aceptar que el cuerpo envejece y poner en valor la nueva etapa.

En las organizaciones pasan cosas parecidas. Un emprendedor, con un esfuerzo admirable, desarrolla un proyecto y va superando fases. De la planificación se pasa a la organización. Lo normal es que crezca y empiece a consolidarse el modelo de gestión del negocio y de gestión de personas.  Un crecimiento que continúa los valores del fundador, con los que nació, pero sin cultura. Sólo cuando esos valores se comparten aparece la cultura. Algo absolutamente necesario, que conforma el libro de los códigos, las normas de conducta, lo que dice lo que está bien y lo está mal en esa empresa.

El tiempo pasa y la empresa empieza a sufrir algunas crisis, que obliga a hacer cambios y esfuerzos para adaptarse a los nuevos entornos. En este momento es cuando aparecen problemas silenciosos, los que estaban por debajo, no detectados. Como pasa con la salud.

Pongo como ejemplo una empresa de servicios, fundada por cuatro socios hace más de 20 años. Actualmente consolidada, con expansión internacional, clientes satisfechos que repiten, su junta de socios recoge los frutos por el esfuerzo hecho durante muchos años. Están relajados porque saben que saben como llevar el negocio: la práctica adquirida a través de los años de experiencia les da seguridad. Ahí es donde pueden empezar los problemas. La experiencia les convierte en expertos en solucionar problemas…del pasado. Sin darse cuenta, aparecen algunos temas que requieren su atención.

Estructura

Las estructuras soportan y facilitan el modelo de negocio de las empresas. Son seguras y cómodas pero, al mismo tiempo, son muy sensibles a los cambios de entorno. La jerarquización de los organigramas hace que las decisiones se tomen de forma rápida, ya que todo fluye en una dirección. Pero al no haber participación, las acciones quedan sesgadas, se pierden puntos de vista diferentes y hay una menor visión del entorno. Los problemas se reducen a los campos que dominan el equipo directivo. Temas como inteligencia artificial, robótica, metaverso o blockchain quedan alejados de equipos directivos “maduros”.

Procesos

Así, actualizar los procesos se convierte en una tarea ingente, sobre todo en el caso de la digitalización. En la empresa del ejemplo, la resistencia a los cambios es notable y el funcionamiento de los sistemas es farragoso. No es la primera empresa que conozco que dispone de un CRM que no utiliza, o infrautiliza, e incluso mantiene sus datos en hojas de cálculo en Excel. Para ellos, aplicar la modernización de las actividades productivas es más que necesario. Hay que incluirlo en la agenda. Una empresa con filiales en el extranjero no puede, hoy en día, “no tener tiempo” de aplicar firmas digitales. Es una enfermedad silenciosa que se trata muy lentamente, con un alto coste.

Estrés

Por ello, es necesario tener radares que midan el clima laboral, el nivel de crispación o los decibelios de la sala de reuniones. Evaluar la carga de trabajo, la presión o el nivel de reconocimiento de los resultados, puede evitar que los candidatos a sufrir irritabilidad y mal genio enfermen y contagien a todos aquellos que no tenían síntomas. La salud mental se ha convertido en un foco que necesita atención y soluciones.

Riesgos cibernéticos

Otro punto sobre el que hay que hacer hincapié es el ciberseguridad. Seguramente conoceremos a alguna empresa que ha sufrido ataques y que ha tenido que invertir una considerable cantidad de dinero para recuperar la normalidad. El peligro está más cerca de lo que pensamos. Los comentarios en el pasillo no son suficientes, es necesario tomar acciones.

Compliance

Este término, que empezó a oírse hace unas décadas en grandes corporaciones, hace referencia al cumplimiento normativo que garantiza que las actividades se desarrollan conforme a la normativa vigente y con las políticas y procedimientos internos, asegurando que la empresa opera con integridad. Ello, en muchas ocasiones, supone que lo que antes era sencillo ahora se complica con más carga administrativa para evitar males mayores. 

Una empresa con filiales en el extranjero tenderá a sufrir una pérdida de la transparencia para una buena gestión. Ejemplo de ello es la fiscalidad. Su complejidad suele ir acompañada de cierto temor que se convierte en información ocultada a la Matriz para evitar efectos negativos. Pero la trama siempre tiende a crecer, hasta que estalla. La estandarización de unos mínimos que mejoren la comunicación y potencien la confianza estandarizar es una buena solución.

En conclusión, el equipo de la empresa que ha servido de ejemplo debe afrontar retos muy distintos a los que se ha enfrentado hasta ahora. Algunos, muy evidentes. Otros, no tanto. Hacerse un chequeo para descubrir todo aquello que no se ve a simple vista debería estar en la agenda de cualquier directiva. No lo deje para mañana.

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