jueves. 25.04.2024

Dieselgate: La vergüenza alemana

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Era Junio de 1972, Washington D.C., un grupo de personas se colaron en la sede del Partido Demócrata con la intención de robar documentos sensibles. La sede estaba sita en un complejo de oficinas llamadas Watergate. El presidente Richard Nixon, del Partido Republicano, trató en vano de proteger a los implicados y ocultar los hechos, error que desencadenó en una investigación que puso de manifiesto toda una serie de artimañas y espionaje al partido rival. Es el conocido caso Watergate que terminó con la dimisión del Presidente Nixon en 1974.

Desde ese momento, cualquier evento turbio, mala gestión, corrupción o engaño evidente se ve complementado con el sufijo “gate”, como el Dieselgate.

Pero, ¿qué es el Dieselgate? Una Chapuza Premium, ya te lo digo…

Una Chapuza porque te han pillado con el carrito del helado; Premium porque la forma en que estaba ejecutada, es una pequeña obra de arte del engaño en sí misma, tanto por sencillez como por maldad.

Primero hay que explicar algo de historia moderna. En 2014 una agencia no gubernamental sin ánimo de lucro llamada International Council on Clean Transportation (ICCT), solicitó un informe a la empresa llamada California Air Resource Board (CARB) que midiera de forma realista las emisiones de 3 vehículos en concreto: VW Golf, VW Passat y BMW X5. En teoría se debía medir las diferencias de emisiones entre vehículos USA y Europeos, pero aquí había algo más, algo oscuro.

Las malas lenguas dicen que fue un chivatazo de Toyota. Hay que recordar que en 2015 la lucha por ser el mayor fabricante del Mundo se debatía entre el Grupo Volkswagen y Grupo Toyota, ¡con ventas cercanas a los 10 Millones de coches cada uno!. Hoy en día no se fabrican tantos coches, algún día os explicaré por qué…

Las mediciones se deberían realizar con un sistema portátil en el mismo vehículo durante la conducción por carretera abierta.

Esto se debe a la forma en que se miden las emisiones. Para poder estandarizar los resultados, se miden en atmósfera controlada y sobre rodillos en un laboratorio. El ciclo NEDC que estaba vigente en ese momento requería realizar un recorrido artificial acelerando a cierta velocidad, reduciendo, acelerando y así intentar simular una utilización normal.

Era una soberbia tontería pero era para todos igual. Este sistema no conseguía reproducir los consumos reales de los vehículos, por ello antes, cuando mirábamos los consumos homologados y los comparábamos con nuestro coche, nada coincidía. El protocolo actual WLTP viene a solventar esto.

Volkswagen consiguió engañar al sistema. ¿Cómo lo hizo?

Al poner el vehículo sobre el banco de medición, sólo se mueven las ruedas delanteras, colocadas sobre los rodillos. Las ruedas traseras en el Golf y el Passat no tienen propulsión y están paradas. El sistema detecta a través de los sensores del ABS que hay una discrepancia de velocidad de rotación. Cree que hay un derrape y aplica cortes de alimentación al motor, imposibilitando así la prueba. Todos los vehículos modernos cuentan con un control de tracción y estabilidad desconectable. Cuando circulamos con cadenas sobre nieve, hay que pulsar el botón de desconexión del control de tracción para evitar que el sistema intervenga, ya que las cadenas producen un “derrape” continuo.

Para poder hacer la prueba de consumo y emisiones hay que desconectar el control de tracción: Fase 1 completada.

Durante la prueba el vehículo está inmovilizado sobre el banco de pruebas y las ruedas motrices giran siguiendo una línea recta sobre los rodillos, no podemos mover el volante: Fase 2 completada.

La centralita del motor (ECU), al cumplirse estos dos requisitos sabía que estaba en un banco de pruebas y modificaba la forma de inyectar el combustible al motor. Esa forma de inyectar el gasóleo hacía que el motor tuviera menos potencia pero mejoraba tres veces las emisiones de NOx (Óxido de Nitrógeno) que ya se medían en la normativa EURO 3 del año 2.000. El banco de pruebas no medía la potencia del motor, sólo las emisiones.

Al sacar el coche del banco de pruebas y mover el volante, todo volvía a su contaminante realidad. Sencillo y efectivo, ingenioso y malvado a la vez.

Es descorazonador ver como las empresas de automóviles pierden los valores y principios de equitatividad. Sólo para poder vender más coches que la competencia y ganar más dinero que los demás. Las multas fueron y siguen siendo sonadas y cómo no multimillonarias.

A fecha de Junio 2020, el Grupo Volkswagen ya ha pagado más de 33.000 Millones de Euros en concepto de multas e indemnizaciones. El Dieselgate afectó a más de 11.000.0000 de vehículos. Los daños a la imagen impecable de VW como fabricante serio de calidad no se puede cuantificar. A raíz de estas pruebas también otros fabricantes se vieron salpicados por modificar algunos parámetros del motor, pero no a este nivel. ¡Campeones!

Es incluso más doloroso ver que esto ha ocurrido en una empresa alemana, siendo los alemanes unos pioneros en el reciclaje de materiales, casi podemos decir que ellos inventaros el actual sistema de reciclaje de residuos urbanos.

Desde hace mucho tiempo, fabrican cada vez los vehículos con mayor número de materiales reciclables, sus fábricas intentan tener Cero Huella de Carbono, en los años 90 fundaron Die Grünen el Partido Verde. Son un ejemplo de nación con sentido común y ecología, pues bien, todo esto se va por el retrete cuando te pillan intentando hacer creer al mundo que tus vehículos no contaminan como los demás. Una vergüenza Alemana.

Si esto os ha parecido una vergüenza, algún día os contaré la historia del Ford Pinto de 1971, donde Ford calculó el precio de la vida humana y les salió más económico pagar las indemnizaciones por muerte que modificar el depósito de combustible. Oh Yeah!

Dieselgate: La vergüenza alemana
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