"Dentro de poco vamos a permitir camas y tiendas de campaña hasta en las playas para alojar a turistas". En este tono irónico y sarcástico se ha manifestado la presidenta de la Federación Hotelera de Mallorca, Inma de Benito en referencia a las consecuencias que puede tener el fenómeno del alquiler vacacional para la indústria turística.
De Benito ha cargado contra el alquiler vacacional tal y como se esta concibiendo en la actualidad por que considera que esta basado en la especulación y va contra el derecho a la vivienda y el derecho al disfrute del descanso de los residentes. Además ha constatado la existencia de un proceso de expulsión de residentes de determinadas zonas.
En relación a la futura regulación de este uso que se prevé que el Govern apruebe inicialmente muy pronto, De Benito ha explicado que "no estamos en contra del turismo residencial por que siempre lo ha habido y por que es complementario al de hotel". Eso sí ha dicho que la normativa actual no permite el uso vacacional en plurifamiliares y ha defendido la continuidad. Los hoteleros defienden que si hay este uso en toda una finca de forma irregular que se le de una salida permitiendo su legalización incorporandolo al sistema turístico. Ahora bién de ninguna manera se quiere consentir que se permita uso turístico en pisos aislados en una finca.
La presidenta ha hecho estas declaraciones en el marco de la presentación de un estudio sobre la aceptación y las repercusiones positivas que ha tenido el crecimiento de los hoteles boutique en el centro de Palma.
Esta encuesta, realizada entre comerciantes y residentes, revela que más del 80% de ambos grupos afirman que estos establecimientos impulsan la economía y el bienestar de la zona. Además ofrecen datos contundentes como que más del 92% de los encuestados piensan que ayudan a mejorar la calidad del turismo y en más de un 90% revitalizan negocios y también el pequeño comercio.
De esta manera los hoteleros quieren contestar públicamente el debate que se ha ido gestando en las últimas semanas sobre un supuesto crecimiento desaforado de estos hoteles en la ciudad y la posibilidad de establecer una moratoria.
La encuesta también pone sobre la mesa un conjunto de problemas que los hoteleros afirman que no les pueden ser atribuibles a sus negocios. Entre ellos destaca la falta de accesibilidad en transporte privado al centro. También se apunta a la falta de limpieza y conservación de las calles y parques y en último lugar a las barreras arquitectónicas aún existentes.