martes. 19.03.2024

El tejido empresarial de Balears sigue en proceso de recomposición frente a las ventanas de oportunidad que abre el nuevo escenario después de dos ejercicios de pandemia. Hoy, de acuerdo con los datos contables disponibles a nivel agregado, es posible aproximar el decalaje que asumieron sus principales ratios económico-financieras en 2020.

De entrada, la paralización de la actividad a lo largo de los últimos nueve meses del ejercicio provocó una reducción de la cifra de negocios de las empresas del sector privado no agrario del 45% respecto de 2019. Un descenso que gana intensidad con el tamaño de las unidades, de manera que la caída oscila entre el 25,1% de la microempresa (unidades con menos de 10 asalariados) y el 54% de la gran-empresa (unidades con más de 250).

Sectorialmente, la caída se da en todas las esferas productivas, entre las que destacan los servicios de alojamiento y restauración (74,3%), las actividades administrativas, que incluyen las agencias de viajes (66,6%), el transporte y almacenamiento (38,7%), el comercio (26,2%), así como la industria manufacturera (19,2%) y la construcción (11,5%).

Así mismo, los márgenes empresariales se hundieron en terreno negativo (5%) y la rotación del activo, frente a la nula o escasa actividad, experimentó un notable descenso (0,41%), también progresivo con el tamaño de las unidades. Con estos mimbres es lógico que la capitalización de la actividad arrojara una ratio de rentabilidad económica (o ROA) negativa (2%), que se agranda en términos de rentabilidad financiera (o ROE) y trastoca el retorno de la inversión (6,4%).

Con todo, cabe señalar que el tejido empresarial afrontó este desafío desde una posición económico-financiera de partida favorable para contener el riesgo financiero a corto plazo y asegurar su viabilidad. Desde esta perspectiva, el endeudamiento para hacer frente a esta situación no tendió al alza en exceso, pues se descubre una ratio situada en 2,19 euros exigibles frente a terceros por cada euro disponible de fondos propios, una relación que empuja mínimamente la que se anotaba en el último ejercicio de normalidad (2,07) en un contexto en el que el coste financiero medio se ha mantenido en niveles moderados (1,6% vs 1,5%, 2019) e, incluso, más asequibles a los del trienio 2015-2017.

La progresión relativamente contenida de la adquisición de nuevas financieras está, sin duda, ligada al recorte de los gastos de capital, propio de una respuesta ágil y efectiva para preservar el estado de caja. De hecho, la tasa de inversión se situó para el conjunto del tejido no agrario en el 7,5% del inmovilizado contabilizado, un porcentaje que rebaja el del ejercicio anterior (9,9%) y que se sitúa, como cabe esperar, en el nivel más bajo del último quinquenio (10,5%, 2016-2019).

La facturación del tejido empresarial balear se redujo un 45% en 2020