sábado. 20.04.2024

Un comercio malherido, ¿una realidad malentendida?

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Desde siempre nuestro comercio ha sido la actividad más importante de la historia de las Islas Baleares, puesto que éste ha ejercido de palanca económica de nuestra sociedad, resultando ser, durante mucho tiempo, el valor más preciado de la política y la cultura de unas islas situadas en una envidiada posición geoestratégica del Mediterráneo occidental.

 

Durante estas últimas décadas, las metamorfosis de nuestra economía, de nuestro territorio y por ende de nuestra sociedad Balear, han resultado tan intensas que el peso del comercio en el contexto económico-social de nuestras Islas, ha quedado eclipsado por el sector turístico. Se constata una realidad, no tanto que se esté de acuerdo con ella.

 

En menos de cuarenta años, la población residente ha sufrido un considerable crecimiento, hasta verse duplicada, ocupando cada vez más territorio, y propiciando un déficit de recursos e infraestructuras, los cuales han sido adquiridos con créditos impagables.

 

Esta situación ha generado al sector del comercio su mayor crecimiento, incrementando su participación en términos relativos hasta el 10,5% del producto interior bruto Balear, suponiendo hoy día, cerca de 20.000 establecimientos comerciales que generan cerca de 50.000 empleos estables. Nuestro sector es el que lidera el ranking del volumen de empleo estable así como el de mayor volumen de negocio. No debe olvidarse.

 

Esa evolución ha sido sustancialmente sostenida por el comercio al por menor, y en mucha medida por la concentración del comercio de  alimentación, con la aparición de grandes operadores comerciales.

 

Además de esta concentración comercial, debe tenerse en cuenta la proliferación del comercio electrónico que bate todos los records de crecimiento hasta hoy conocidos, sin control, sin regulación, sin domingos ni festivos, sin inversiones estructurales, además de no aportar factor trabajo a esa comunidad, y de restar valor al comercio de proximidad puesto que desde casa podemos visitar esas tiendas virtuales y virtuosas con una gama incontenible en la mayoría de los comercios de proximidad de nuestras islas.

 

Como vemos, ya podemos asegurar que la supervivencia del pequeño y mediano comercio, del comercio de proximidad, de su entorno urbano,  está seriamente comprometida. Ahora bien, una vez asumida esa realidad; ¿Qué puede hacer el comerciante de proximidad para asegurar su propia sostenibilidad e incluso florecer desde la nueva realidad?

 

Pues sólo le queda un camino:                     

1)     Contrastar su oferta con su entorno.

2)     Asumir las nuevas tendencias sociales.

3)     Adaptarse a la nueva demanda y tecnologías

4)     Formarse, profesionalizándose a sí mismo y a su equipo.

5)     Asociarse. Juntos más fuertes.  “No hay problema que no podamos resolver juntos, y muy pocos que podamos resolver por nosotros mismos” Lyndon Johnson.

 

Porque si determinado comerciante se siente malherido, es probable que su percepción del sector no sea más que una malentendida realidad. ¿No?    Seguirá

Un comercio malherido, ¿una realidad malentendida?
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