jueves. 18.04.2024

Todo (absolutamente todo) empieza con un café

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“Una taza de café está llena de ideas” Anónimo

Sé que ese cerebrillo que habita en tu cabeza no se despierta todas las mañanas por amor al arte, si no que necesita un poco de ayuda para dar de sí con toda esa creatividad que viaja de neurona a neurona.

 

Es así, todo empieza con un café, no podemos negarlo, es el mantra del creativo, sin café no empezamos a funcionar como Dios manda; pero no te preocupes que los contables, abogados y todos esos profesionales con trabajos un poco más aburridos que el nuestro no saben tampoco vivir sin un buen café, y si no que se lo digan al Starbucks de la Plaça de Cort.

 

Creo que estarás de acuerdo conmigo cuando te digo que ya no nos vale cualquier café, esos aguados, los del bar o los de los aviones. Nosotros nos hemos vuelto un George Clooney de la vida y nos gustan los “cafeses” de marca que para eso somos creativos ¿no?

 

Pues sí. El momento del café es un momento de relajación, nos sirve para alejarnos de las tensiones de la oficina y es en ese instante cuando puede darse un momento de creatividad, ya que al estar tranquilos, la zona frontal del cerebro puede moverse a la trasera y activar las zonas del cerebro que necesitamos para crear.

 

Es lo que los neurocientíficos han denominado “el momento eureka”. Muchas veces nos encontramos intentando resolver algo de manera creativa y no lo conseguimos. Sentados en la mesa del trabajo damos vueltas al problema y no conseguimos ver la solución. Así que decidimos descansar un momento y tomarnos un café. Y en ese momento, hablando con los compañeros de la oficina o simplemente disfrutando de la pausa tranquilamente, nos llega la inspiración.


Y es que, además de necesitar estar relajados para que surja nuestra creatividad, la cafeína activa el sistema nervioso, a través del aumento de la capacidad mental y la percepción, favorece la concentración y mejora la memoria a corto plazo. Por tanto, al tomar un café es más fácil que aumente nuestra capacidad de ser creativos.

 

No es de extrañar que las profesiones que más suelen consumir café estén relacionadas con la creatividad. Según varios estudios sobre este tema, periodistas, profesionales del marketing y las relaciones públicas, editores, escritores y científicos suelen ser grandes consumidores de café en el trabajo.

 

Y hay algunas leyendas que hablan de la relación que filósofos o artistas consagrados tenían con esta bebida: se dice que el filósofo Voltaire tomaba 50 tazas al día y Beethoven siempre usaba exactamente 60 gramos de café para prepararse una taza. Quizá su pasión por esta bebida les ayudó de alguna manera a potenciar su genial creatividad.

 

Además, no solo la bebida influye en ser más creativo, también tiene mucho que ver el lugar donde lo tomas. Si sales de la oficina y te diriges a la máquina de café o vas a una cafetería, solo con ese desplazamiento ya se empieza a despertar tu creatividad, porque empiezas a relajarte y no sientes que estás trabajando.

 

A ello se une que estás en otro lugar que no es tu mesa de trabajo, con otros inputs que pueden ayudarte a cambiar tu perspectiva, como conversaciones, otras vistas, música… También influye que puedes hablar con otros compañeros o con otras personas, que te pueden ayudar a encontrar la clave para activar tu creatividad.

 

Si lo piensas bien, una de las imágenes más recurrentes cuando imaginas a un artista buscando inspiración es sentado en la mesa de una cafetería, libreta o bloc de dibujo en mano, una taza de café delante de él y trabajando compulsivamente. La creatividad llega cuando menos te lo esperas, pero a veces viene bien darle un empujón con una buena taza de café.

 

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